En clave de sol by Gustavo López

Vaya por delante que, en Jumilla, y sobre todo sus colectivos, mantienen una fama importante en cuanto a la organización de eventos se refiere. De hecho, nuestra ciudad ha sido sede de grandes acontecimientos, e incluso se han realizado actos de mucho nivel que hasta han llegado a marcar un antes y un después. En este sentido, muchas veces se ha dicho que Jumilla ha sido punto de inflexión, y que aquello que ha hecho, se ha recordado por mucho tiempo. Esto es así, y yo personalmente he presumido de ello en muchas ocasiones. Sin embargo, no hay que obviar que últimamente, se han organizado actos de cualquier manera, y en consecuencia, no se ha conseguido el resultado esperado.
Dicho lo cual, me gustaría incidir en que, de siempre, en Jumilla nos hemos distinguido por los detalles, y en contraposición, pues nunca se hacían las cosas de cualquier manera, y hasta lo más mínimo estaba previsto, no dejando nada al azar. Ahora, y permítanme que sin acritud ninguna lo diga, considero que, en algunas ocasiones, cada vez más, se confunde el hecho de organizar con limitarse únicamente a poner una fecha y punto. Pero para nada es así.


De hecho, recientemente tenemos ejemplos de hacer sin organizar y obtener como resultado un auténtico fracaso tanto de organización, como de asistencia, ya que entre esos detalles que se dejan en el cajón del olvido, está el de la promoción, y ya se sabe que lo que no se cuenta, no existe, y si nadie lo conoce, pues nadie participa.
Últimamente me preocupa bastante que, dentro de esos pequeños detalles que comentaba al principio, la comunicación se reduzca tan solo a las redes sociales que disponga el colectivo organizador en cada caso, dejando al margen la impresión de un buen cartel, edición de un programa de actos, o contar con los medios de comunicación, ya sea de forma meramente informativa o incluso publicitaria. Y es que las redes sociales están muy bien, no le vamos a poner vallas al campo ni a negar las evidencias, pero está más que demostrado que se deben utilizar como complemento y no como principal opción, y mucho menos como acción única.
Al final se trata de los detalles, y, o volvemos a prestar atención a las cosas y a cuidar esos detalles, o una procesión extraordinaria puede convertirse en un mero pasacalles con las aceras vacías.