Despedida multitudinaria en el atrio del monasterio de Santa Ana

La lluvia finalmente no apareció durante todo el trayecto recorrido

Lola Tomás

El Cristo Amarrado a la Columna llegó a Jumilla desde su morada habitual, el monasterio de Santa Ana del Monte, acompañado de una multitud de fieles.

Eso sí, lo hizo resguardado de la lluvia y por decisión franciscana, por si acaso esta aparecía, algo que finalmente no sucedió en todo el trayecto.


Al llegar a San Agustín, la venerada imagen de Salzillo fue sacada al aire libre para entrar en la ermita, la casa de la Patrona, la Virgen de la Asunción.


Desde allí y ya hasta la iglesia de Santiago fue al descubierto, y a la comitiva se fueron sumando más devotos que lo acompañaron hasta llegar al templo, donde fue recibido con su tradicional himno.


Como viene siendo habitual la tarde de Domingo de Ramos, antes de despedir al Cristo, existe una costumbre de muchísimos años, donde los que participan acompañando a la imagen hasta Jumilla, degustan antes una paloma, una combinación de agua de Santa Ana con anís, que ofrece la familia Herrero Santos, y un dulce típico de las hermanas Cruz Vicente.