En clave de sol by Gustavo López

En Jumilla hay un problema que salta a la vista: colchones tirados junto a los contenedores, sillones en las esquinas y electrodomésticos abandonados como si las calles fueran un vertedero. El Ayuntamiento ofrece, desde hace años, un servicio gratuito de recogida domiciliaria de enseres, pero a juzgar por lo que se encuentra cada semana en la vía pública, demasiados vecinos prefieren mirar hacia otro lado y ensuciar lo que es de todos. La verdad es que se trata de algo sin mucha explicación que, a pesar de los esfuerzos desde hace muchos años, el problema no se corta, y aunque tiene etapas, lo cierto es que parece que se ha convertido en un imposible.
Los números no engañan. En solo los meses de verano se retiraron 82 toneladas de enseres. De esa cantidad, 43 toneladas correspondían a avisos ciudadanos que hicieron las cosas bien, llamando para que el servicio municipal retirara sus muebles o electrodomésticos viejos. Sin embargo, el dato preocupante es el otro: 39 toneladas se recogieron abandonadas junto a contenedores, fruto de la irresponsabilidad de quienes prefieren cargar el problema sobre el resto.


El abandono de enseres no es un gesto inocente. Genera suciedad, dificulta la recogida de basura, deteriora la imagen de la ciudad y encarece un servicio que pagamos todos. Y lo más grave es que refleja una falta de respeto hacia el espacio público, que debería ser orgullo de los jumillanos y no un escaparate de incivismo.
Para atajar la situación, el Ayuntamiento lanza ahora una campaña tan directa como contundente: “¿Eres un salvaje?”. La pregunta busca remover conciencias y hacer reflexionar a quienes siguen comportándose como si las normas no fueran con ellos. Pero la campaña no vendrá sola, ya que coincidirá con el inicio de la instalación de cámaras de vigilancia en puntos conflictivos para identificar a los infractores y sancionar un comportamiento que ya no puede seguir considerándose como una pequeña falta.
La cuestión es sencilla: si existe un servicio gratuito, cómodo y eficaz, ¿qué justifica dejar un sofá tirado en la calle? La respuesta solo puede ser la falta de civismo. Jumilla merece otra cara, y está en manos de sus vecinos demostrar que no somos “salvajes”, sino un pueblo capaz de cuidar y respetar su entorno y orgulloso de ello.