La pasada semana, Juan Gil Bodegas Familiares ponía el broche final a los actos que ha venido celebrando a lo largo del año con motivo de su centenario, desde que en 1916, Juan Gil Jiménez, cambiara el rumbo de su vida y dejara atrás su profesión de picapedrero cambiándola por la de bodeguero, a lo que le han seguido cuatro generaciones. Este último evento tuvo como escenario el Teatro Fernán Gómez de Madrid, donde además de ser lógicamente un acto de empresa y de promoción, fue sobre todo un altavoz de Jumilla en general, de sus vinos y de su nueva filosofía de elaboración, reconocida por la práctica totalidad de expertos del mundo, que colocan a nuestra denominación de origen, como puntera y en constante evolución.
De esta manera, se coloca a Jumilla en el centro de España, porque Siete Días, que estuvo presente en el acto, puede constatar que la palabra más repetida fue ‘jumilla’, resaltando el buen trabajo y esfuerzo de la familia Gil Vera, pero también el de otras muchas bodegas adscritas al Consejo Regulador que igualmente están presentes en certámenes, concursos, y cientos de países donde llegan sus vinos y por lo tanto, también el buen nombre de Jumilla.
En estos tiempos que vivimos, si hay algo que está dando muy buenos resultados a aquellos que lo ponen en práctica, eso es el corporativismo y la unión entre empresas y empresarios de un mismo sector, sin ver, en este caso, a otras bodegas como enemigos, sino como aliados.
El actual vino que se elabora en Jumilla no tiene oponente en el parámetro calidad/precio, por lo que ahora, lo que falta es colocar, no las marcas, sino a la denominación de origen, en lo más alto, conocido y demandado por los consumidores, y para ello, eventos como los desarrollados por Bodegas Juan Gil, son de un gran beneficio, y si a eso le pudiéramos sumar la unión de todos los bodegueros, no tendríamos enemigo en nada y seríamos líderes indiscutibles.