Por desgracia, vivimos en una sociedad que no está demasiado acostumbrada a encontrarse con gente solidaria, que tiende una mano, gente sencilla y humilde que es capaz incluso de olvidar el valor de su propia vida por ayudar a los demás. En el caso de Ignacio Echeverría, que auxilió a un policía, esto es doblemente triste, y todavía es más raro socorrer a los que paradójicamente se dedican a cuidar de los ciudadanos. Somos así y todo resulta inexplicable.
La muerte sin razón del español Ignacio Echeverría, asesinado en los últimos atentados de Londres, ha resultado toda una lección por parte de una familia unida que, a imagen y semejanza de su hijo, hermano, sobrino o primo, ha afrontado la mayor de las desgracias con entereza y como homenaje al fallecido.
Como cada cual, el joven abogado era conocido en su entorno, pero sin embargo, toda España, e incluso desde otros países, han llorado su muerte y han valorado su valentía, con homenajes y reconocimientos a una persona tímida e introvertida que no murió matando como sus asesinos, sino ayudando y demostrando que es más importante destacar por ser un hombre bueno, que no por ser una persona de éxito en los negocios, en el deporte o en el día a día de nuestra vida.
Esta pasión de ‘Echave’, como era conocido por sus amigos, por las cosas en las que creía, como defender siempre al más débil, le llevó a ponerlas delante de su propia vida. Era muy intuitivo, a veces no pensaba en las consecuencias de sus actos, simplemente actuaba, han dicho todos los que le conocían.
Ignacio Echeverría es el ejemplo allá donde se hable de él, porque a veces no es necesario irse hasta África para ayudar, si no que en el día a día también se demuestra la madera de cada uno, e Ignacio era así.Lola TomásLola Tomás