Esta próxima jornada juegan contra el UCAM en Murcia.
G. López
El Juvenil de Nacional de la Escuela de Fútbol que entrena Óscar Martínez, disputó el domingo su primera final ante el Atlético Cabezo de Torres.
El partido tuvo el Antonio Ibáñez como escenario, un campo que parecía de más de waterpolo que de fútbol, absolutamente encharcado por la lluvia caída durante el fin de semana y que lo dejó impracticable. Además, esto es algo que no le vino bien a los jumillanos, a los que les gusta jugar por abajo y que se tuvieron que conformar con hacer lo que pudieran, que no era poco.
El Juvenil encajó su primer gol en el minuto tres y a partir de ahí, lejos de bajas los brazos, se pudo ver un auténtico monólogo que no llegó a fructificar y poder dejar el empate en el marcador.
Los chavales de Óscar volvieron a jugar bien, nadaron contra corriente, se dejaron la piel en el campo, pero de nuevo volvieron a quedarse de vacío. Varios errores puntuales, como vienen sufriendo desde que comenzaron la competición, penalizando sobremanera su trabajo. A esto se unió la falta de acierto de cara al gol, que sigue siendo un lastre que no permite que los jugadores blanquiazules tengan unos resultados acordes con el juego y el dominio que desarrollan.
Al acabar el partido, el míster local Óscar Martínez agradeció a los jugadores su lucha y entrega, recordando que “todo en la vida es parte del proceso de aprendizaje, que aunque duro, nos hará mejores personas a todos”, indicó pedagógicamente.
Esta próxima jornada juegan contra el UCAM en Murcia.