Editorial
Si el año 2020 fue el del confinamiento, con multitud de vocablos que nunca antes habíamos escuchado, y el pasado 2021 fue el de la incertidumbre, con varias olas que hacían subir y bajar los casos en cada una de las estaciones del año, sin duda alguna, este recién estrenado 2022 va a ser el de la esperanza, ya que aunque ahora todo está patas arriba en cuanto a casos positivos diarios, se sigue conservando la ilusión en que en este año vamos a amalgamar mucho mejor la pandemia con la normalidad, y por lo tanto, con la celebración de actos y eventos que devuelvan la brillantez perdida a las calles, y con ella a la economía que vive de estos menesteres.
De esta forma, tras la Navidad, que se puede decir que es lo último del ejercicio anterior, la Semana Santa es el primer gran acontecimiento del año, y que en nuestro pueblo llevamos dos ediciones suspendidas y una truncada por la lluvia, donde tan solo se pudo celebrar hasta Miércoles Santo. Por eso, hay ganas. Muchísimas ganas, se podría decir, y aunque esto puede cambiar en un instante, quizá por eso la Junta Central está trabajando con el objetivo de poder desarrollar el programa preparado y habitual. Con estas, ya se ha presentado el cartel anunciador, que además ayer estuvo presente en Fitur, como escaparate del turismo internacional, como le corresponde por su condición, aunque todavía no estrenada.
Este es el pistoletazo de salida de un evento que debe de marcar el inicio, el retorno, la normalidad, la vuelta, la vida. La Semana Santa se espera con esperanza y con muchas ganas, ya que será especial por muchos motivos.