El pregonero de la Semana Santa finalizó dirigiendo a la banda titular de la AJAM con su fanfarria “Alatriste”
G. López/L. Tomás
Han tenido que pasar dos años desde su designación como pregonero pero todo llega, y el esperado pregón del compositor jumillano Roque Baños López, de la primera Semana Santa con declaración de Interés Turístico Internacional de su ciudad natal, por fin se pudo escuchar entre los históricos muros de la Iglesia Mayor de Santiago.
Tras la solemne eucaristía que presidió el consiliario de la Junta Central de Hermandades, Manuel de la Rosa, tomó la palabra Tessy Díez, esposa de Roque Baños, que fue la encargada de presentarlo, destacando el cordón umbilical que siempre le mantiene unido a Jumilla, “éste es su pueblo, aquí están sus raíces, vive su madre y su padre, que hace muy poco que nos dejó, están sus hermanos, el resto de su familia y sus mejores amigos, los de verdad”, destacó.
Pregón
Roque Baños comenzó su pregón, como no podía ser de otra forma con la música con la que compartió protagonismo junto a sus palabras con las cuales y “con el deseo de no decepcionar a nadie”, el talentoso compositor relató múltiples vivencias de su juventud vividas entre críos en las calles de su barrio, buscando latas y otros artilugios con los que construir instrumentos, para poder formar una banda de música y acompañar a aquellos santos que se hacían con maderas y con la ilusión de simular verdaderos tronos de hermandades y cofradías jumillanas.
El imponente sonido del órgano histórico de Santiago le acompañó en su pregón, que como saben, está siendo restaurado tras 90 años de obligado silencio, y aunque todavía no está terminado y solo hay concluidas dos de las cinco fases de las que consta, Baños destacó que “su voz es de las más hermosas que he escuchado nunca”, y alentó a instituciones y jumillanos, a colaborar con la causa para que muy pronto este instrumento esté al 100 por 100 de sus posibilidades. Se pudo escuchar como primicia, “El niño Salvador” compuesta para órgano por Roque Baños.
La música, coprotagonista
En momentos destacados del pregón intervino la banda de la Asociación Jumillana de Amigos de la Música, en la que él se inició como músico de la mano del maestro Julián Santos. “Él me enseñó a combinar notas para crear melodías, algo con lo que me pasaba horas y horas y que me llegó a obsesionar”, recordó.
La banda de música de la AJAM interpretó marchas fúnebres como “Un Recuerdo” y “Cristo de la Columna”, de Julián Santos, “La Vieja” de su padre Alfredo Santos, pasodobles como “El pequeño Picolino”, y la marcha que Roque Baños dedicó a su hermandad en Jumilla “El Sepulcro”. La música por tanto fue un perfecto nexo de unión que se mantuvo a lo largo de toda la intervención del pregonero, que presumió que de la Semana Santa de Jumilla “tenga banda sonora original propia”.
El compositor jumillano trajo a su memoria los años en los que formó parte de la banda de Infantería de Marina, cuando estuvo en El Ferrol, destinado en el Juan Sebastián Elcano, y en Madrid, lo que lo apartó de su tierra natal, “pero en Semana Santa siempre volvía a disfrutar de todo lo mágico que tiene nuestra ciudad”.
Reflexión
Baños compartió con los asistentes una reflexión; “No sólo en navidades es cuando tiene que salir de nosotros el espíritu noble y generoso. Debería ser así todo el año, pero como el mundo en el que vivimos todo va demasiado deprisa, hay veces en las que nos toca actuar sin haber meditado previamente, y tal vez por eso, deberíamos dedicar la Semana Santa a eso, a reflexionar, a echar la vista atrás y reconducís aquello en lo que nos hemos equivocado y pensar, en que tanto para los devotos como para los que no lo son tanto, el mensaje de Cristo está basado en la generosidad, en el perdón, el amor al prójimo, y eso debe de primar por encima de todo en nuestras vidas como luz que ilumine nuestros pasos”, profundizó Roque Baños en su disertación.
A mi padre
A lo largo de su discurso, hubo numerosas menciones a su padre, Salvador Baños, fallecido recientemente, que habría escuchado el pregón de haberse realizado en su momento, y que siempre fue su principal fan: “Un gran amante de la música que siempre me inculcó los mejores valores, y que de niño, me tarareaba infinidad de melodías que yo repetía junto a él”.
También se refirió a estos dos años de pandemia y dijo de ella que ha sido “una época muy dura, con pérdidas dolorosas, que han hecho mucho daño, pero ahora toca levantar la cabeza y mirar al futuro con esperanza, y por supuesto, seguir luchando para recuperar la vida que dejamos en 2020, sin olvidar nuestra cultura, quiénes somos y qué nos identifica”, mostró esperanzado.
Baños tuvo sentidas palabras de amor y agradecimiento para sus tres hijos, “que junto a Tessy, mi mujer, completan mi ajetreada vida” y se despidió tomando la batuta del director de la AJAM, Ángel Hernández, y dirigiendo la fanfarria de “Alatriste”, a la que le ha incluido la partitura de órgano, con lo que puso el punto y final envuelto en un fuerte y largo aplauso de una abarrotada Iglesia Mayor de Santiago.
