Colaboración de Manuel Gea Rovira
La batalla entre don Carnal y doña Cuaresma, del Arcipreste de Hita y las máscaras que vienen de Francia y Venecia, tienen un hito de tradición en Jumilla que adquiere sus peculiaridades con el paso del tiempo. Disfraces de gusto y orquestas modestas animaban el cotarro carnavalesco desde el 1778 según los documentalistas del escritor Lorenzo Guardiola.
Cuando visité Águilas, admiré sus costosos y sofisticados desfiles. En el año 1980 con Cultura municipal a mi cargo, conseguimos resucitar los desfiles en la calle del Calvario. Posteriormente inventaron actos del Pregón (Paco Abellán ‘El Otro’), y dos animadores oficiales J. M. Ochando y Ana López, bajo el piano y con guión del poeta José Ibáñez.
Lo demás, animación infantil, bailes de disfraces en locales municipales en favor de Aspajunide, con contratación de grupos danzantes y músicos, circulando las máscaras y comparsas por las calles tradicionales. Jumilla es reacia a la organización permanente de comparsas, Jumilla es de congregación suelta y libre para desfile a capricho de cada cual. Pero oigan, nació el primer baile de máscaras en el Teatro Vico, el 24 de marzo del año 1897, del que conservo el programa humorístico, gentileza de A. Palencia: “A vosotras os digo que con pocos peregiles se luce er cuerpo, y la chiquilla que sencilla sabe ponerse un pañuelo, güenas botas en los pies, tres viroletas ar pecho y recluje las senaguas a cualsiquier movimiento como un cobollo de col, ella sabrá lo que es güeno. Que no principien a hacerse caracolas en er pelo, ni a embarrarse dista er moño de pachulises y ungüentos, porvos y coloretes, que eso trastorna er celebro y a la presona hay que darle lo suyo, ni más ni menos”.
EL AÑO 1.897 SEÑALA A DOÑA CARNAL Y DOÑA CUARESMA.
Según noticias de la Jumilla del 1878, disfraces de gusto y orquestas ya animaban el cotarro carnavalesco. Noticias del primer baile de máscaras en el Teatro Vico un 24 de marzo del año l897, con su programa humorístico lanzado a la calle. Con la entrada del año 1900, llega a Jumilla el abastecimiento de aguas potables, dos años después la instalación domiciliaria de la luz eléctrica en las calles. En el 1905 está para venir el ferrocarril de vía estrecha desde Yecla a Jumilla y Cieza. Quizá por los desórdenes públicos encabezados por ‘La tía Leonor’ que termina con pedradas contra el Ayuntamiento, donde estaba reunido el pleno municipal, el 17 de enero de 1900. Asalto que quema papeles de archivo y el fielato, protestando por la Ley de Consumos hace que el alcalde Eustaquio Guardiola y el gobernador civil Martín Perea sean rigurosos en el capítulo del Proyecto de Ordenanzas Municipales, capítulo VI que decía: “No se podrá andar por las calles disfrazado, con careta o máscara después del toque de oración vespertina. Nada de insignias militares o religiosas, ni de políticos, para los bailes y pasacalles permiso de la autoridad. Ni parodias que ridiculicen a la religión del Estado a la decencia y buenas costumbres, ni para gestos indecorosos, sin armas, ni tambores ni cencerros. La autoridad puede mandar quitar el disfraza a quién convenga”.
Así, el periódico local ‘El Engromo’ daba consejos “pa la higiene del endeviduo hembra u macho inter que dure la Cuaresma», en tono satiricón. «Mocicas, decía, llevar cuidiao/ que no us den arrempujones/ porque de esas gromas salen/ con el tiempo burujones”.
Con la entrada del año 1900 llega a Jumilla, el abastecimieno de aguas potables. Dos años después la instalación domiciliaria de la luz eléctrica en las calles. En el 1905 está para venir el ferrocarril de vía estrecha desde Yecla a Jumilla y Cieza. Los periódicos locales ‘El Pandero’, marzo 1890 y El Barbero, 10-02-1907 se hablaba de “Un Carnaval Feliz”, con “el placer de llevar el rostro cubierto, que lo más hermoso es cruzar entre pillos y necios sin verse obligado a saludar, ni a prestarles forzada sonrisa y poder decir cuatro verdades a los que te salen al camino. La hipocresía e inmoralidad la veréis disfrazada en otros con el manto de la virtud y la caridad. A los saltinbanquis de la política, los que andamos con la cara descubierta debemos tapárnosla en carnaval para librarnos de majaderos y examinar a los que la llevan tapada todo el año. Soy tan débil ante una mujer hermosa, que se me apaña el pie con tanta coquetería. ¿Por qué no será carnaval todo el año? Eran sentimientos ocultos que salían así ‘las soflamas’ de la Iglesia sobre las carretuliendas del carnaval que en decir de máscaras ya me tiene usté engriscao y dispuesto a ir de turcos a repiquetear”.
Esto seguía por el año l908 así: “A la solterona que haiga blincao los tres o cuatro deos de la marca y esté ya acuchillá, tiene premiso pa alcuzonear ella sola, por tos los rincones y dalle al zancajo dinda que san Juan baje el deo y dalle a la caja el cuerpo, tos los zangolotreos que le dé la gana”.
Era ese carnaval un poco anárquico, nada organizado de mascarones y algunos bailes, a cuya tradición se sigue no copiando los dinerales de los pueblos que organizan comparsas y carrozas. La gente se lo pasaba muy bien en los bailes del Teatro Vico.
DE LOS CARNAVALES Y SUS LEYENDAS SATIRICAS PUBLICADAS.
Mi madrina Maruja Paredes, esposa de Leandro Jiménez, me cedió unas hojas de versos que dedicaron a distintas personas en el 1912, los literatos Tomás Requena y Agustín Abellán, Pascual Bernal, A.J. Ripoll Cutillas y Antonio Abellán. Las dedicatorias fueron para Eustaquia Guardiola, Anita Muñoz, Pepita Fernández, Francisca Pérez, Isabel Molina, Consuelo Pérez de los Cobos, Dolores Olivares, María Navarro, Candelaria Abellán, Clara Valenciano, Rogelia Pérez y Severita Guillén.
El racimo de poesías se despedía así: “Dos tíos doctores que todo lo curan/ y llevan encima un zompo divino- según aseguran- para ellos la gran medicina es el vino. Con el tiempo siguieron las publicaciones de afiches y hojas volantes como el de Gayetano er Descosío. Arcarde de las laeras der castillo (Calvario), pa que sepáis gubernarus dendro del presente siglo… que bailar mucho güeno está, pero cumplid los ocho articulitos que us pongo. A los mascarones tonterones que van aventaos y no prenuncian ni tan siquiá un palabro, se les arrincará la careta y dimpués de hacédles regoldar 87 veces para ver las taratañas, en er juego de alreor de la campaniquia, se les colgará una carretilla por la parte de azaga e la chaca y se les arreará un par de leñazos pa que esfoguen y echen el ámago por encomedio de esas arreturas”.
En Jumilla habían pasado algunas cosas como la riada del 25 de julio del año 1913, que saltó el agua el puente del Poyo y se llevó el puente de hierro del ferrocarril lejos de su emplazamiento y tuvo eco y chascarrillos. Estos años el carnaval mantiene su esquema antiguo de las máscaras en días señalados, entrada la tarde durante cuatro días. Los bailes y espectáculos benéficos de la infancia y la autoridad municipal apoya o patrocina algunos actos nuevos como el Pregón y una Concentración general de máscaras.
Sería una locura intentar organizar un Carnaval moderno, con el peso supino de tres grandes fiestas en Jumilla, una desgracia económica e inquietudes sin cuento presupuestándola. Jumilla está orgullosa de sus glosas costumbristas al estilo antiguo poco más o menos y conservando quintaesencias. (Panfletos de los Bailes de Máscaras S. Blas y Candelaria Teatro Vico, archivo Manuel Gea).
Hay quien piensa que a la vista del gastazo de los carnavales que hay en otros sitios, el pueblo jumillano ha sido juicioso y mantiene su esquema suelto y anárquico de carnaval, y emplea el dinero mejor en la gran fiesta de Semana Santa y la Vendimia o de Moros y Cristianos.
LOS AÑOS VEINTE… DE LOS BAILES «NON PLUS ULTRA».
Y mientras corrían los años veinte, el semanario ‘La Opinión’, de Jumilla, (año II, nº 41, de 19.2.1.922) se embromaba con el Carnaval advirtiendo que antes la política local se hacía con el Barón del Solar o contra él y que ahora quizá lo echaban de menos sus enemigos de ayer, cuando heredaba el cargo su hijo don Jacobo Espinosa de los Monteros, diputado a Cortes por Albuñol, publicando una carta de su jefe don Santiago Alba dirigida al Circulo Liberal Radical.
Se advertía que este periódico local dirigido por Álvaro Gallar y Najar, doctor en Derecho, se trasladaba de la calle del Rico a la de Calvario, que reía de los procesos por supuestas injurias a sus enemigos políticos, pues estos supuestos delitos de prensa y procesos eran ‘como viajes de recreo’ para el abogado metido a periodista defensor del partido Albista Jumillano. Y así, recorriendo el siglo hallamos el panfleto de la imprenta Vilomara, que hacía propaganda del Gran Baile de Máscaras en el Teatro Vico para el 3 de febrero de 1928, festividad de San Blas, diciendo: “Perorata. Tó el que se morfino menée arriba en el restoran, u bien se sarga a la calle y cargue enfrente en el ‘bar’ y con la túnica puesta se guerba a bailar, pa sobar a las mociquias, que estén ayí ifrazás, que aun c’ago la vista gorda, se ponen angunas ya, que luego pa acarrear mosto estarían que ni pintás”.
DATOS DE LA REPÚBLICA 1.931-36
Todavía son recordadas la ‘Mis Carnaval Jumilla, año l.932’, srta. Salvadora Azuar Lucas y su paje María del Pilar Vicente Toda, con las actuaciones basadas en los bailes del Teatro Vico, cuyo patio de butacas se cubría con un inmenso tablado de madera, y en salones de clase alta y media, amén de las mascaradas de la calle del Calvario.
En 1934, la Cámara Agrícola organizaba en el teatro Vico un baile de máscaras para mejorar la biblioteca, con un macro libro diseñado por Roque Martínez y cantó el Orfeón de Murcia. También interpretaba al piano el maestro Julián Santos.