Entrevista con la joven jugadora del Futsal Alcantarilla
Juan Francisco Gea, su padre, le inspiró la pasión por este deporte. Clara vuelve a disfrutar del fútbol sala tras superar una grave lesión
Clara Gea, con 19 años recién cumplidos, estudia derecho en la UMU y juega al fútbol sala en el equipo juvenil del Futsal Alcantarilla, con el que son líderes destacadas de la competición. Es hija de Juan Francisco Gea, entrenador del Jumilla Bodegas Carchelo, por lo que su apellido va irremediablemente vinculado a la pasión por este deporte. “Si no hubiese sido por mi padre no sabría ni lo que es una pelota. Llevo el fútbol sala en el ADN”, admite Clara.
La joven deportista empezó con ocho años entrenando con el equipo alevín masculino de la localidad, del que formaría parte de pleno derecho a la siguiente temporada. “Competir con chicos te hace fuerte. Físicamente son superiores”, reconoce. Eran tres las chicas que compartían cancha con la sección masculina, por lo que en la posterior campaña decidieron montar su propio equipo de fútbol sala. Clara Gea estuvo un año con ellas y al siguiente decidió fichar por el UCAM, lo que le supuso un esfuerzo importante tanto a ella como a los suyos. “Para entrenar iba a Murcia en autobús y allí me recogía una compañera de equipo. Para volver a Jumilla era mi padre el que venía a por mí cuando terminaba su entrenamiento, a las once de la noche. Así tres o cuatro días a la semana”, recalca. Ese ritmo de vida agotó su energía y decidió volver a casa un año para retomar fuerzas, y posteriormente fichar por el Roldán. “Cargué las pilas aquí en Jumilla, y luego en Roldán todo me fue bien. Debuté en Segunda División y pude entrenar con el equipo de Primera, con jugadoras internacionales en sus filas”, recuerda.
Clara Gea se encontraba en el mejor momento de su todavía corta trayectoria como jugadora, pero todo lo bueno que le estaba pasando se vio frenado por una inoportuna y grave lesión. Al mes de desembarcar en Roldán (en 2014) recibió una fuerte entrada que le destrozó el tobillo. “No me operé y creo que hice bien. Fueron ocho meses de recuperación por lo que me perdí casi toda la temporada”. La jumillana llegó a tiempo de jugar el último partido de liga con Roldán, en el que marcó cinco goles, pero sin embargo las sensaciones no eran positivas.
Al próximo año comenzó sus estudios universitarios en la UMU, algo que no estaba dispuesta a sacrificar por el deporte. Pero tampoco quería abandonar el fútbol sala y buscó la forma de compatibilizarlo. Fue el Futsal Alcantarilla, donde milita actualmente, el que le ofreció la oportunidad de poder jugar permitiéndole entrenar solo un día a la semana.
Pero el destino todavía le reservaba otro traspiés a Clara Gea, y en febrero de 2015 sus peores pronósticos se confirmaron recayendo de la lesión en el tobillo, lo que le dejó en el dique seco por seis meses más. Aquella recaída le hizo replantearse incluso el abandono de la práctica deportiva. “La lesión me ha marcado mucho mentalmente. Fue una entrada muy agresiva y todavía voy con miedo”, se sincera.
Aunque reconoce que todavía le duele un poco el tobillo, la jumillana es consciente de que su condición mejora con el paso de los partidos, lo que le da esperanza para el futuro. Además el interés mostrado por un equipo de Primera como el Elche CF ha vuelto a despertar en ella la ilusión por este deporte, y alimenta su sueño de llegar a la élite del fútbol sala nacional.