José Ramón Sánchez.
Odontólogo Colegiado nº 797
Según se acerca la Navidad, comienzan a verse turrones, polvorones y mazapanes en las estanterías de los supermercados. Es así, los dulces forman parte de todos los encuentros sociales y en estas fechas es misión imposible sustraerse a los dulces navideños.
Todos estos dulces típicos llevan grandes cantidades de azúcar, claro que sí. Y de miel, y son pegajosos, y se quedan incrustados en las muelas, y… son productos de alto riesgo de caries, eso debe quedar claro.
Pero si el resto del año llevamos una alimentación sana, sin alimentos procesados, si el resto del año tenemos la precaución de no tomar al día más de 5-6 cucharaditas de azúcar (que van dentro de un solo yogur o de un solo batido, o en una única ración de galletas o en una pieza de bollería o en un zumo industrial), en estos días podemos hacer excepciones.
Lo bueno y lo malo de cada dulce navideño para los dientes de los niños
-Los turrones: Lo bueno que tienen los turrones es que son productos duros. Comer alimentos duros es la mejor gimnasia que podemos hacer con la boca. Es la mejor manera de que los músculos trabajen, de que las fibras musculares adquieran una orientación ideal, de que los huesos estén calcificados adecuadamente, de estimular la producción de saliva, de que la boca sea ese instrumento robusto para masticar. Podemos comer turrón, siempre y cuando nos cepillemos la boca después.
-Los polvorones no necesitan ser masticados, pero podemos tener problemas con ellos si hay poca cantidad de saliva en la boca. Esto sucede cuando, por ejemplo, utilizamos medicamentos que disminuyen la cantidad de saliva (por ejemplo los del asma y bronquiolitis). Así que si lo necesitamos los acompañaremos de agua. Comamos polvorones, pero lavémonos los dientes después.
-El mazapán es una pequeña delicia. Saboreemos con la lengua despacito su textura, cómo se deshace, entresaquemos el sabor de la almendra. Una figurita de mazapán es un manjar que se transforma rápidamente en empacho si abusamos. Adelante con la figurita de mazapán, pero luego ¡a cepillarse!.
-El roscón de Reyes será el toque final, y ojo, la fruta escarchada no cuenta como ración de fruta. Cuidado al que le toque la sorpresa, que más de uno se ha dejado ahí un diente (que no estaría sano si se rompe con tan poca cosa). Comamos el roscón como postre, o en el desayuno, pero no entre horas. Y en todo caso, a lavarse inmediatamente después.
Hay unos cuantos días señalados para poder hacer excepciones, pero no convirtamos la excepción en norma. No todos los días nos podemos permitir estos productos.
Son días en que los niños no tienen colegio, y es una ocasión ideal para hacer la revisión semestral en el dentista. Asegurémonos primero de que la boca está en condiciones para sobrellevar tanto antojo, que los dolores siempre aparecen el 24 de diciembre a mediodía.