Comunidad y Ministerio enfrentan sus posturas sobre los motivos de su no participación

Daniel Vidal

Según los registros oficiales del operativo del incendio en Sierra Larga, fue a las 18.36 horas cuando se solicitó la intervención de la Unidad Militar de Emergencias a la Delegación del Gobierno, petición que se repitió a las 19.07 “subsanando las deficiencias de la solicitud anterior”.
Pero el caso es que, a diferencia del fuego declarado en el paraje de La Patoja y a pesar de la petición formal realizada desde la Comunidad, la UME nunca llegó a intervenir en el segundo incendio forestal declarado este mes en Jumilla. De hecho, el convoy que salió desde el acuartelamiento de Bétera (Valencia) tuvo que darse la vuelta veinte minutos antes de llegar a Sierra Larga, al parecer “porque la UME no llegó a recibir nunca el visto bueno del Ministerio, a pesar de que se pusieron en marcha con la primera llamada de auxilio”, explican fuentes de la Consejería de Emergencias. “Fue la Comunidad la que renunció a la intervención cuando pedimos datos complementarios sobre el incendio”, responden fuentes de la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior, que además afirman que “los datos recibidos eran erróneos en un primer momento”.


Se trataba de un documento con las hectáreas afectadas, la dirección del viento o la previsión meteorológica, y con el que se justifica – o no– la intervención de la UME, “que es un medio extraordinario de último recurso cuando se dan las circunstancias”, recuerdan las mismas fuentes.
Según el director general de Emergencias, Fulgencio Perona “los datos relativos al incendio ya habían sido aportados” y fue el director general de Protección Civil quien determinó en esa conversación que, “con los datos que él tenía, no se podía asegurar que la UME fuera necesaria” en el incendio.
La versión del Ministerio es que la “Comunidad renunció al envío de la UME” después de esa llamada. Y así lo admite el propio Gobierno regional, pero con matices. “Después de la espera, valoramos la situación y decidimos que, con los medios que disponíamos en ese momento y con la ayuda de Castilla-La Mancha y Andalucía, podíamos hacerle frente al incendio optimizando recursos”, aunque mostró sus quejas por el exceso de burocracia en una situación de emergencia.