El taxista ha manifestado a esta redacción que “el perro no cumplía la normativa para montar en un vehículo y se lo puse de manifiesto sobre todo por seguridad de todos”

Gustavo López

El invidente jumillano, Rufino Jiménez Gómez, se ha dirigido a esta redacción para mostrar su malestar ante unos hechos que ocurrieron la pasada semana, y ante lo que según manifiesta, “la ley me ampara”.
Según argumenta, se trasladó desde Murcia a Jumilla, y al llegar a la estación de autobuses, solicitó un taxi, ya que su residencia se encuentra en las Encebras. El vehículo que habitualmente le hacía el servicio, se encontraba ocupado, y le envió a un compañero. Cuando éste llegó, según Rufino Jiménez, le dijo que no le dejaba subir con el perro, a lo que le contestó que “al ser guía no había problema alguno, que tenía derecho a llevarlo, pero siguió con su negativa”.


Ante esta situación, el invidente, que además de con su perra iba acompañado por su mujer, ha puesto los hechos en conocimiento de Consumo.

Versión del taxista

Desde la redacción de Siete Días Jumilla, nos hemos puesto en contacto con el taxista que asistió a hacer el servicio y ha manifestado que “como profesional de mi trabajo, conozco perfectamente lo que tengo que hacer y sé que una persona con perro guía puede montar en un taxi, pero ha de hacerlo cumpliendo una normativa y una serie de requisitos que para nada se daban”, ha dicho. Además, ha puntualizado que “el perro iba sin bozal, era de gran tamaño, quería ponerlo suelto en el asiento de atrás, sin una manta protectora para los asientos que es obligación que tenga el usuario, y por seguridad y atendiendo a la integridad de todos, le dije que así el perro no podía montar. Él conoce sus derechos y yo también, pero las normas hay que cumplirlas”.
Por último, el taxista también ha mostrado su malestar porque según dice, “fui insultado con palabras muy graves y malsonantes que sí son denunciables”.