En la tarde de Domingo de Ramos ante un número limitado de fieles

Gustavo López

En la tarde del Domingo de Ramos, como manda la tradición, las puertas del convento de Santa Ana se abrieron para celebrar la misa en honor al Cristo Amarrado a la Columna que se encontraba en el altar mayor. Tras la celebración, la venerada imagen salió al atrio y ‘dirigió su mirada’ hacia toda la localidad mientras que el padre Guardián, Francisco Oliver, dio lectura a la bendición.


Hasta el convento se trasladaron un limitado número de romeros que no quisieron faltar a su cita anual. Igualmente, la familia Herrero Santos un año más obsequió con anís paloma a todos los que se acercaron hasta la Fuente de la Jarra a refrescarse en una tarde calurosa.