La entrega del premio a David Heymann se realizó en un abarrotado Gran Teatro Príncipe Pío de Madrid

Gustavo López

El compromiso con la cultura, la música, el cine y el joven talento, por parte del grupo Viñas Familia Gil, ha vuelto a dar este año un nuevo salto con la celebración de la IV edición del concurso de bandas sonoras Gil Soundtranck Award que se entregó el pasado jueves en Madrid en un abarrotado Gran Teatro Príncipe Pío, que se rindió en una gala divertida, amena y sobre todo emocionante, donde el compositor berlinés David Heymann recogió el premio dotado con 50.000 euros gracias a su partitura, que fue considerada por el jurado como la mejor, elegida de entre las 153 presentadas por jóvenes de una treintena de nacionalidades repartidos a lo largo y ancho de 4 continentes.


El acto logró reunir a la flor y nada de la hostelería nacional, distribuidores, caras muy conocidas de la cultura, el cine y la música, representantes de empresas, colectivos, medios de comunicación y del mundo del vino, algunos asiduos a este acto que ha logrado en su corta vida de tan solo cuatro ediciones, consolidarse como un premio único en el mundo en su género.


El maestro de ceremonias fue el director de la Film Simphony Orchestra, Constantino Martínez Orts, que se encargó de mantener la primera parte del acto, más institucional, donde se produjeron los discursos y la entrega propiamente tanto al flamante ganador de la BSO, como al director del cortometraje, Carlos Alonso, que ha sido realizado y producido por la Escuela de Cine de Cataluña, SCAC. Además, se pudo escuchar al presidente del jurado de este certamen, el cineasta y compositor, Alejandro Amenábar, que destacó la importancia que tiene en la actualidad, “que una empresa apueste de esta manera por la cultura, con una pasión por la tierra fuera de lo normal”, recociendo que “se trata de una convocatoria única en el mundo y quizá por eso ha logrado tal repercusión y un impacto tan global”.


“Bendito sea”, comentó sobre esta inversión en cultura de bodegas Viña Familia Gil. “El mundo del cine tradicional como lo entendemos, en la manera de exhibición y distribución, está cambiando. Los mecenazgos en el mundo del cine están viniendo por varios sitios, y que se dedique un premio exclusivo a una banda sonora, es de agradecer”, subrayó Amenábar.


Por su parte, Miguel y Ángel Gil Vera, en representación de la organización, agradecieron el apoyo que han recibido por parte de todos los implicados, “sin él, todo hubiera sido imposible”, y remarcaron el trabajo de todos los componentes del jurado, “nuestro paisano Roque Baños, con un alcance ya internacional, el productor musical Lucio Godoy, como asesor principal Constantino Martínez, y capitaneados por Alejandro Amenábar, que ha supuesto un espaldarazo muy importante, con una notable implicación, durante la selección de la obra ganadora e incluso en la preparación de esta gala, donde como muestra, se encuentra hoy con nosotros desde los mismísimos ensayos”, comentaron.
Igualmente, los hermanos Gil tuvieron unas sentidas palabras hacia los agricultores, “principal motor de todo lo que hacemos, sin uvas no hay vino y nada sería posible”, argumentaron.


En cuanto a la obra ganadora, “A gleam of hope” todos los miembros del jurado coincidieron al definirla como “coherente y delicada, tanto en el desarrollo musical como en la instrumentación, explorando en profundidad las posibilidades expresivas de lo que es narrado, por lo que contribuye no solo al refuerzo emocional, generalmente adjudicado a la música, sino a la mejor comprensión de alguno de los pasajes del cortometraje”.
El propio ganador, deseó antes del estreno y de la interpretación conjunta en directo de la partitura junto a la proyección, que “el público sintiera la misma emoción que he sentido yo al componerla” y adelantó que la cuantía del premio la iba a dedicar a mejorar su estudio tecnológicamente, a la vez que pretendía realizar la grabación de una selección de sus mejores composiciones. Además, manifestó que “considero mucho más importante que el valor económico, la magnífica experiencia que supone todo lo que rodea a este concurso, como es la selección de las obras, el magnífico jurado y, sobre todo, poder escuchar tu música interpretada por una grandiosa orquesta como la Film Simphony”, reconoció el joven alemán David Heymann.
Por último, tanto Alejandro Amenábar como la actriz protagonista del cortometraje, la veterana Luisa Davasa, no escatimaron en elogios hacia la iniciativa de la familia Gil, llegando a decir que “deberían existir muchas más empresas como está y, ante todo, muchas más personas como ellos”.


El Gil Soundtrack Award nace en 2016 con motivo de las primeras 100 vendimias de Bodegas Juan Gil, un aniversario que fue celebrado con todos sus clientes y que tras la gran acogida que tuvo, se decidió mantener bianualmente.

Así, un año se trabaja en la elaboración del corto y al otro se convoca el concurso. Además, es un reconocimiento al amor por la música y los valores de la familia que les fueron inculcados por sus padres, Juan Gil y Rosario Vera, dos pilares siempre presentes en su día a día empresarial pero que en este evento en concreto se respira en cada una de las intervenciones que hacen o actividades que organizan.