En Jumilla, fuentes consultadas consideran la medida una “aberración” o “injusto equiparar el vino al tabaco”

Gustavo López

En la zona DOP Jumilla, el del vino es uno de los sectores más importantes de la economía. Ahora, a las dificultades propias, el impacto de la pandemia, la afección de la guerra de Ucrania y el aumento de precios, se une el cambio de etiquetado en bebidas alcohólicas propuesto por el Parlamento Europeo.
La iniciativa forma parte de un nuevo plan de lucha contra el cáncer cuyos objetivos se encuentra reducir el consumo de alcohol. Para ello, la Comisión revisará su política de promoción de bebidas alcohólicas y propondrá una indicación obligatoria de la lista de ingredientes y la declaración nutricional en las etiquetas de estas bebidas antes de final de año. Para el que viene, se plantea incluir advertencias sanitarias.

Preocupación en el sector

El sector del vino comparte preocupación ante esta propuesta de la Comisión Europea. De esta forma, para Miguel Gil Vera, codirector de Bodegas Juan Gil de Jumilla, esta propuesta que hace la Comisión Europea es una “aberración”. Así de claro lo tiene el empresario cuyo grupo bodeguero dispone de 11 bodegas en otras tantas denominaciones de origen pertenecientes el grupo Viñas Familia Gil.
Además, argumenta que “no es comparable nunca el vino con el tabaco o los destilados, porque bebido con moderación es beneficioso, siendo en España considerado un alimento desde tiempos inmemoriales, formando parte de la dieta, siendo un acompañante ideal que para nada merece este maltrato. No voy a decir que beber es bueno, pero sí que cuando el vino se consume de forma moderada, beneficia a la salud, porque así además lo sostienen muchos estudios científicos”.
Igualmente, se ha mostrado rotundo al decir que “cuando se criminaliza un producto de esta forma, siempre se perjudica y es muy probable que desaparezca una parte importante del sector, porque ya ha ocurrido antes con otros alimentos”. Ha continuado indicando que “se trata de un producto tradicional europeo, del que dependen millones de personas directa e indirectamente, que fija la población en zonas rurales y fomenta el turismo”.
Por último, ha recordado que “supongo que si consumimos de forma abusiva el tocino, las carnes, azúcar, sal o incluso los vegetales, todos pueden ser perjudiciales para nuestra salud” y ha pedido que “antes de tomar este tipo de decisiones tan trascendentales, sería bueno que antes se las replantearan”.

“Ni siquiera la comida basura incorpora esa advertencia”

Por su parte, desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Jumilla, su secretaria Carolina Martínez afirma que “no existen precedentes de que un alimento, un producto agrícola, incorpore este tipo de etiquetado sobre los posibles efectos nocivos para la salud de un consumo excesivo. Una advertencia que ni siquiera incorpora la comida basura. Por tanto no podemos prever las consecuencias que supondrá para agricultores y productores esta iniciativa”.
Martínez añade que “para las 42 bodegas de la DOP Jumilla es injusto equiparar el vino al tabaco o a cualquier otra droga. Estas actuaciones no sirven nada más que para demonizar el sector del vino, que juega un papel importante en la industria agroalimentaria. Además de su contribución a la economía, al empleo y a las exportaciones, favorece el arraigo territorial, lo que le convierte en motor de conservación medioambiental y de desarrollo rural. El sector del vino ese un aliado perfecto contra la lucha del cambio climático”, subraya.