Redacción/J.M. Roncero

«Con más afluencia de fieles de lo que se esperaba, al ser un día de labor, se celebró ya con toda normalidad la solemnidad de Santa Ana en nuestro convento homónimo de Jumilla», relata en una crónica el padre José María Roncero.

«El hermano sol le cedió el puesto al hermano viento y nos dejó un atardecer de agradable temperatura. Tras la eucaristía, amenizada por la coral local Canticorum y en la que se tuvo un emotivo recuerdo al P. Francisco Oliver Alcón, fallecido hace siete meses, se organizó la tradicional procesión por el bosque con los dos tronos, primero el infantil, con las pequeñas imágenes de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que fueron portadas por los más pequeños, y luego el de la antiquísima imagen de Santa Ana.

A lo largo del recorrido el coro de la colonia interpretó las antiguas coplas y rogativas que desde hace cinco siglos acompañan el paso de “la Señora”, y a las nueve en punto la imagen era entronizada en su altar arropada por el fervor popular y el canto solemne de la “Plegaria a la Abuelica Santa Ana”.

Dos horas muy amenas de fe sencilla y sentida, donde abuelos, hijos y nietos disfrutaron de Dios y de familia con el entrañable nexo de unión de Santa Ana y de los frailes franciscanos que cuidan de esta entrañable devoción desde el año 1573″.