Editorial

Qué suerte van a tener en el cielo que ganan al mejor cronista posible, y qué hueco se nos queda con la marcha de un jumillano de bandera que se va sin poder asistir a la inauguración de la Casa de la Música, un proyecto en que había puesto una especial ilusión y colaboración, ya que todo lo que tuviera que ver con el Maestro Julián Santos, era devoción para él.
Ha muerto José García Martínez, Pepe para todos, ya que era muy fácil ser su amigo. De hecho, nosotros, en Siete Días Jumilla, lo conocimos quizá tarde, pero desde el primer momento, se convirtió en todo y compañero, un colega de verdad. Nunca se mostró superior, aunque le sobraran motivos.

Pepe hizo con nosotros todo lo contrario, nos ayudó en todo, nos abrió muchas puertas y alabó en decenas de ocasiones, cada vez que tuvo oportunidad, nuestro trabajo. Éramos un orgullo para él por el hecho de ser jumillanos, y para nosotros era un privilegio que hablara de nosotros. De hecho, guardaba con especial cariño cada una de las Zarabandas que nombraban a Jumilla y que nos mandaba para publicar en Siete Días. Además, el destino ha querido que sus artículos ‘Mi pueblo después de la guerra aquella’ que ha venido publicando en este periódico ilustrados con fotos de José Antonio Tomás, hayan sido sesgados sin previo aviso. Para él eran un placer publicarlos y para nosotros un honor. Iba a ser una gran colección que quedará inacabada para siempre.
Pepe, nos dejas muy tristes, pero muy agradecidos por haber podido disfrutar de todo lo tuyo y por compartir con nosotros tu jumillanía, que te rebosaba por todos y cada uno de los poros de tu cuerpo que ahora descansa en paz junto a tu amado Cristo de la Columna.