Agradece en su testimonio a todas las personas anónimas que les han ayudado por su “esfuerzo, ingenio y generosidad demostradas”

Pediatra en un centro de salud de Santander

Inmaculada Gil Vera es de Jumilla y desempeña su labor profesional como médico pediatra en un centro de salud de Santander y a petición de Siete Días cuenta cuál está siendo su vivencia en relación con el Covid-19.

Se remonta a última hora del viernes 13 de marzo cuando al centro llega un aviso de la gerencia de atención primaria, para comunicarles que tenían que diseñar un plan de contingencia para la epidemia de la Covid-19 y ponerlo en marcha el lunes día 16. Justo una semana antes, cuenta Inma Gil, les habían enviado dos equipos de protección individual (EPI) para la recogida de muestras, habilitándose una habitación para tal fin, y repartiéndose dos mascarillas por persona para todo el equipo de salud.

“A primera hora de dicho día nos repartimos el trabajo entre los tres pediatras y las dos enfermeras, uno haría triaje telefónico para decidir qué pacientes tenían que acudir al centro, un pediatra vería a pacientes con síntomas respiratorios, y el otro otras patologías y las revisiones de niños de 0 a 15 meses de edad”. Las enfermeras se dedicaron a llamar por teléfono para retrasmitir a los padres quien tenía que acudir y a quienes se les retrasaría la cita.

El problema importante detectado es que, los que tenían que dedicarse a lo respiratorio no tenían suficientes equipos de EPI, faltaba uno. A ella le tocó el primer turno y no disponía de gafas ni de bata impermeable aunque poco a poco lo fueron solucionando, primero con bolsas de basura, que aún continúan utilizando, dice, en forma de mandiles para los domicilios, y luego con batas homologadas.

Las pantallas de protección “nos las han enviado personas anónimas no relacionadas con sanidad y el viernes día 27 todos los profesionales de todos los estamentos disponíamos de una”, cuenta en su testimonio.

Agradece y aplaude a todas esas personas el “esfuerzo, ingenio y generosidad que nos han demostrado”, y a la vez, asegura sentir una mezcla de miedo, valor, tristeza, alegría, desconfianza, gratitud, desanimo, entereza, dolor, paz, ganas de que todo acabe, ganas de vivir, y a pesar de todo, continúa, “seguimos adelante en estos tiempos de desorden, de no tener un liderazgo, de tener que hacer las cosas como creemos que hay que hacerlas, y las hacemos porque así debe ser.

¡Resistiremos y venceremos!.