Cati Cutillas Lozano considera que los chicos y chicas necesitan volver a sus tratamientos y sus rutinas
Mari Carmen Cañete Vera
Va ya para mes y medio que las autoridades sanitarias decidieron cerrar el Centro de Día ubicado en la residencia MasVida de Jumilla, que gestiona Aspajunide, debido a los altos índices de contagio que se estaban dando en la localidad. Cati Cutillas Lozano es la madre de Marina, una usuaria de este centro que reclama ya su reapertura. “Ya es mucho tiempo cerrado, la evolución de la pandemia va mejorando y además para los chicos y chicas es urgente volver a su rutina y a sus hábitos diarios, tan necesarios para su salud física y emocional, así como la de sus familias”. “Mi hija, -continúa relatando Cati- es una persona muy activa, cuando se podía, acudía a clases de baile, le gusta mucho pasear y hacer ejercicio, realizar actividades en el centro y, sobre todo, relacionarse con sus compañeros y ahora no puede hacerlo. Cada día me pregunta cuándo va a terminar todo esto y, aunque la suelo animar, hay veces que no sé qué contestarle”.
Está cansada de que le den “largas”
Cati, al igual que responsables de Aspajunide, se ha dirigido en varias ocasiones, a través de llamadas y escritos al IMAS (del que depende la residencia), para solicitar esta reapertura y la respuesta que obtiene es siempre la misma: “Que la decisión depende de la Consejería de Salud”. Por lo que Cati ya está cansada de que “le den largas” y mientras tanto su hija Marina sin poder acudir al centro por no tener servicio, aunque, por suerte, sí recibe atenciones y cuidados en casa por parte de trabajadores de MasVida, “que siguen muy pendientes de todos los usuarios y que incluso los sacan a pasear diariamente, por supuesto respetando todas las medidas de seguridad”. Cati no entiende que, por ejemplo, los colegios estén abiertos, incluso el centro Virgen de la Esperanza, (ubicado justo al lado de la residencia) y MasVida no. Considera que las autoridades de las que depende esta decisión deben analizar la situación concreta de cada municipio y de cada centro: “Por suerte, Jumilla va mejorando en cuanto a cifras de contagio, las instalaciones de MasVida están perfectamente adaptadas y acondicionadas a las medidas sanitarias para que los usuarios no corran ningún riesgo y además la mayoría de ellos, así como los trabajadores, ya tienen la vacuna puesta en sus dos dosis, por lo que no encuentro motivos para que el centro siga cerrado”, lamenta la madre de Marina, quien añade tener la sensación de que “son cuestiones políticas y se olvidan de las personas. Creo que las personas con discapacidad que asisten a un centro de día son los olvidados del sistema y de la administración”.
Contagiados de Covid y separados
Y es que Cati, su marido Juan Manuel y su hija Marina han pasado momentos muy complicados durante esta pandemia. Los tres se contagiaron de Covid. Ella lo pasó un poco mejor, pero su marido estuvo ingresado en la UCI, con una fuerte neumonía, durante muchas semanas. Marina, en el tiempo del encierro, “se desestabilizó mucho y se volvió muy agresiva”, la situación se volvió insostenible y tomaron la decisión de internarla en el área de contagiados de la residencia Masvida de Aspajunide. Esto provocó que pasaran separados por el trance del coronavirus. “Fueron semanas muy duras y no quiero volver a lo mismo. En este momento, Marina está tranquila, pero está llegando al límite y necesita regresar a sus rutinas lo antes posible. Necesita ir al centro de día, por su bienestar y por el nuestro”, insiste Cati: “Mi hija requiere de sus tratamientos e intervenciones para estar estable a nivel conductual, a nivel social y mantener su nivel cognitivo. La no intervención, el quedarse en casa y este aislamiento sólo hace que vayamos para tras en muchos aspectos”.
Por último, Cati Cutillas quiere dejar claro que esta denuncia o petición pública no la hace solo por su hija, sino porque le “preocupa la salud y bienestar de todos los usuarios y sus familias”.