Editorial

Hoy Siete Días Jumilla escribe con el corazón encogido. Las palabras nos resultan insuficientes para despedir a una persona que fue mucho más que un colaborador. Fue parte de nuestra esencia, un pilar que deja un vacío importante que nos acompañó desde el mismísimo número cero de presentación del periódico. Manuel Gea Rovira ha fallecido, y con él se va una voz comprometida, una pluma serena y, sobre todo, un jumillano de carisma.
Gea colaboró durante años con este medio, aportando siempre rigor, sensibilidad y una mirada aguda sobre la actualidad y la historia de nuestra tierra. Su firma era garantía de profundidad y respeto, de análisis pausado, de amor por Jumilla. En cada artículo suyo se entrelazaban el conocimiento y la pasión, la memoria y el compromiso. Fue cronista de lo cotidiano, defensor del patrimonio y testigo generoso de nuestro devenir como pueblo. Pero más allá de su labor, fue, ante todo, una buena persona.

Cercano, íntegro, siempre dispuesto a sumar, a dialogar, a construir y a aportar. Su trato afable y su carácter tranquilo lo hicieron querido por todos quienes compartimos ideas o simplemente una conversación con él.
Hoy nos queda el consuelo de su legado, de sus textos que seguirán hablando por él, y de su huella imborrable en las páginas de este periódico y en el recuerdo de quienes lo conocimos y apreciamos.
Desde Siete Días Jumilla, enviamos nuestro más sentido pésame a su familia, amigos y a todos los que, como nosotros, lo echarán de menos.
Querido Manuel. Gracias por tanto.
Descansa en paz.