Miguel Marín Padilla habla sobre su legado y sobre la pandemia mundial del coronavirus. “Dios mediante”, espera poder viajar a Jumilla a finales del año 2021.
LOLA TOMAS
La pandemia por coronavirus truncó también las expectativas del viaje a su “Jumilla querida” que tenía previsto y organizado realizar el profesor Miguel Marín Padilla, Hijo Predilecto de la ciudad.
Siete Días ha podido intercambiar algunas impresiones sobre lo que sucede en el mundo por la pandemia de la COVID – 19, que igualmente obligó al profesor a aislarse “como todo el mundo”, señalaba, en su domicilio de Hannover en New Hampshire en Estados Unidos.
Como anatomopatólogo que es asegura que “conocemos poco de este virus y con paciencia iremos aprendiendo de él y sobre todo hay que esperar a la preparación de una vacuna efectiva”.
Marín Padilla cuenta que la llegada de este virus “ha sido una sorpresa para todo el mundo y que lo complicado ahora es saber cómo se modifica y cómo irá actuando de cara a otoño”.
Espera pronto la llegada de una vacuna efectiva y preguntado sobre si cree que los ciudadanos en general estamos haciendo “los deberes” de manera responsable dice que “algunos mejor que otros” y repite de nuevo que “no podemos jugar con este virus porque no lo conocemos bien”.
Miguel Marín Padilla es catedrático emérito de Patología y Pediatría de la ‘Geisel Medical School de Darmouth’ en Hanover, New Hampshire (Estados Unidos) y en el año 1989 obtuvo el premio ‘Jacob Javits’, el más importante de la Neurociencia que concede el Congreso de Estados Unidos.
El investigador jumillano ha sido el descubridor de la neurona inhibidora más importante del cerebro, que produce contacto con las neuronas piramidales grandes, que son las excitadoras, y controlan su función.
“El legado es una base para seguir investigando sobre nuestro cerebro”
El legado del profesor Marín Padilla está ya en Jumilla y él espera poder viajar a la ciudad a finales de 2021(Dios mediante), señalaba, para ordenarlo y catalogarlo, algo que tenía planeado hacer el pasado mes de marzo junto a su hija.
No conoce los trámites de en qué punto se encuentra el expediente del legado y tampoco sabía de la compra de una casa colindante al solar donde se pretende realizar el centro de investigación, pero le parece “muy bien”. Quiere que se utilice para estudiar y seguir aprendiendo del cerebro, “ya que resta mucho por hacer y el legado es una base para seguir investigando”.