Miguel Trigueros y Bárbara Plaza cuentan cómo hacen frente al confinamiento por el COVID-19
Señalan que “todo acabará” y que cada uno sacará algo muy positivo de lo vivido ahora
Miguel Trigueros y Bárbara Plaza son un joven matrimonio de Jumilla que al igual que el resto de familias, ha tenido que reorganizar la rutina diaria para hacer frente a la situación de confinamiento domiciliario, obligados por la emergencia sanitaria debido a la expansión del COVID-19 que está causando grandes estragos en todos los ámbitos de la sociedad. “Parece una cosa de otro tiempo” asegura Miguel durante la entrevista mantenida en directo en Siete Días Radio.
ORGANIZACIÓN
Miguel y Bárbara tienen dos hijos, Olivia de 4 años y Darío de 7 años. Desde el pasado lunes 16 de marzo procuran que el confinamiento no afecte mucho a la vida diaria, de hecho, el planteamiento, asegura Miguel, lo han hecho “con cierta suavidad”, y la primera parte de la mañana la intentan marcar con un poco de rutina, y eso pasa por no quedarse en la cama hasta tarde y levantarse todos a la misma hora.
Como Bárbara tiene que dar clase on-line para sus alumnos del IES Arzobispo Lozano, Miguel se ocupa de darles clase a los niños y pasar con ellos la mañana tal y como si hubiera colegio, de manera que desayunan y enseguida se ponen con tareas propias escolares, actividades educativas y también de ocio.
Tras la comida hay que planificar la tarde, donde se cuenta ya con Bárbara y es todo mucho más lúdico, Miguel asegura que está “sorprendido” de lo tranquilos que están los niños y lo bien que lo están llevando porque se entretienen mucho jugando entre ellos, están muy creativos y disfrutando mucho de sus juguetes. Manualidades y un poquito de tele completan la tarde, a la que después se incorpora Bárbara, cuando acaba de preparar sus clases para el instituto, y lo hace con un poco de gimnasia divertida para toda la familia. Ambos están convencidos de que lo que están haciendo es “lo correcto”, están de acuerdo con las medidas y comprenden porqué se está haciendo, aunque tienen sus momentos de reflexión, algunos de ellos “duros”, señalan por la incertidumbre, por la familia y amigos que no ven y los abuelos sobre todo.
Miguel Trigueros confiesa que tiene un poco “de miedo” y a veces piensa que “se acabará todo de repente, con la sensación de que ha habido alarma excesiva, y otras veces que se alargará y se complicará”.
“Todo esto acabará seguro y habrá un antes y un después, y cada uno de nosotros sacará algo positivo, estoy seguro”