Todos coinciden en la recuperación del color inicial de 1756 del escultor murciano
Tras los cuatro meses de trabajos de restauración de la talla de Salzillo
La fecha del 21 de diciembre quedará en los anales de la historia de Jumilla como el día en que tras cuatro meses de restauración, la venerada imagen del Cristo Amarrado a la Columna de Salzillo se presentó de nuevo ante los ciudadanos en la sede de la Hermandad.
La recepción de la imagen ya restaurada fue la noche antes y se llevó a cabo por parte de la restauradora Natalia Carcelén Gilar a todos los miembros que han integrado la comisión de seguimiento.
A la mañana siguiente y ante los medios de comunicación locales y regionales comparecieron en rueda de prensa el presidente de la Hermandad del Cristo, Maximiliano Olivares, el padre guardián del convento de Santa Ana, Francisco Oliver, la alcaldesa, Juana Guardiola y la responsable de la restauración de la talla de Salzillo, Natalia Carcelén.
Carcelén puso en antecedentes ante los medios el color “tan oxidado y amarillento que tenía el barniz”, por lo que la primera actuación fue la eliminación del mismo. Después señala que aparecieron multitud de repintes e integraciones de intervenciones anteriores, “unas en mejor estado que otras”, por lo que se procedió a la eliminación de las peores: “Se han eliminado los estucos que en peor estado de conservación estaban, sobre todo los de las grietas de la espalda que habían perdido su consistencia debido a la humedad”. Se nivelaron los que no se encontraban bien y han puesto estucos nuevos, todos ellos y se concluyeron los trabajos con la restauración cromática de las lagunas que presentaba la capa de policromía, una reintegración que llevó a cabo “de manera discernible con rigatino”, según la restauradora. Finalmente se le da una capa de barniz transparente que lo protege y que hace que todo el color y policromía original de Salzillo, “luzca como debe”, concluye Carcelén Gilar.
Francisco Oliver, el padre guardián del convento franciscano de Santa Ana, agradeció el trabajo de los medios, el de la restauradora y la generosidad del Ayuntamiento porque “estas cosas hay que pagarlas”, decía. Con respecto a la imagen el franciscano señalaba que “se ha logrado el objetivo de restaurar el original de Salzillo con su color, y dando la impresión que quiso darle su escultor, no solamente con lo que reproduce como escena sino con el sermón sin palabras que también reproduce, inspirado en los cánticos del siervo de Yahvé del profeta Isaías que se lee en la Semana Santa”.
La alcaldesa, Juana Guardiola, reconociendo el trabajo de Natalia Carcelén aseguraba “que ha habido muchas horas y muchos desvelos” e incluso hablaba de “agobio” por no saber si finalmente se iban a cumplir los plazos establecidos. Un proceso de restauración “importante y necesario y que no se podía dejar más” y señalaba como “una obligación del Ayuntamiento el participar de manera importante para que se llevase a cabo cuanto antes, ya que se necesitaba con urgencia esta restauración”, ya que se trataba de “preservar no un Salzillo cualquiera, sino nuestro Salzillo”.
“Ha sido emocionante para todos y emocionante a nivel personal el haber formado parte de este equipo”, concluía.