Siempre debe de ser así, pero en la situación que atravesamos mucho más, que un político ataque la libertad de expresión de los ciudadanos, que vaya en contra de un medio de comunicación o de un periodista, se pueden convertir en el mayor de los errores posibles.
Y es que se puede llegar a entender y a veces hasta justificar, que puedan existir fallos en la gestión, ya que todo esto es nuevo y cambia minuto a minuto. Por lo tanto, que haya medidas que se lancen y al día siguiente se modifiquen. Incluso que se compren test y mascarillas defectuosas o que no se puedan hacer pruebas al número necesario de ciudadanos como recomienda de Organización Mundial de la Salud, pero lo que nunca será de recibo es que no se sea transparente, que se obstaculice a los medios, que las ruedas de prensa se hagan con preguntas censuradas o que con la justificación de frenar los bulos y noticias falsas, se plantee un control fuera de lo legal de la información.
Ha de ser inaceptable por parte de todos la limitación de un derecho fundamental como es la libertad de expresión o la de prensa. De la misma manera, mucho menos es de recibo que ningún partido político, que se haga llamar democrático, vete la presencia de un medio de comunicación porque no le gusta lo que dice, como está pasando de forma sectaria con partidos autollamados constitucionalistas.
Estamos ante una pandemia mundial, y para superarla, la solución ha de venir desde la unidad, teniendo en cuenta que lo que pase en Francia dependerá muy directamente de lo que suceda también en Italia o España. Ganamos y perdemos todos, no habrá término medio, ya que se trata de un esfuerzo de los ciudadanos, las administraciones de todos los ámbitos, la comunidad científica, sanitaria y también los medios de comunicación y los profesionales de la información con mayúsculas.
Confío en que todo sea producto de un error y que los errores que cada uno cometa los convierta en rectificación inmediata, porque ya se sabe que eso será sinónimo de ser un sabio.