El Sumo Pontífice autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos varios decretos, entre otros, el del Martirio del Siervo de Dios

Religioso jumillano, murió con 41 años y 16 de sacerdocio

foto-don-cayetanoEl pasado día uno de diciembre de 2016 el Santo Padre Francisco recibió al cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.  En el curso de la audiencia el Sumo Pontífice autorizó a la Congregación a promulgar varios decretos, entre otros, el del Martirio del Siervo de Dios reverendo Cayetano García Martínez, sacerdote jumillano.

El reverendo Cayetano García Martínez, nació en Jumilla el 6 de enero de 1895,  concretamente en la calle Castelar 48, siendo bautizado el 11 de enero del mismo año en la Parroquia Mayor de Santiago.

A los diez años, fruto de su temprana vocación, se trasladó al colegio San José de Murcia, entonces Seminario Menor, donde realizó sus estudios.

Celebra su primera Misa en la Parroquia Mayor de Santiago el 24 de junio de 1922. Su vida sacerdotal la comenzó ejerciendo su Ministerio como coadjutor en Blanca, después fue rector del Albujon, capellán del Hospital de la Caridad de Cartagena y del Hospital Militar, coadjutor de la Parroquia del Sagrado Corazón de Cartagena y el último año de su vida fue ecónomo de Lorquí.

“Sería una dicha morir el día de la asunción”

El 14 de agosto, Víspera de la Solemnidad de la Asunción de María, Cayetano García decía a sus familiares: “Qué dicha sería para mí, morir el día de la Asunción de la Virgen… Veremos lo que nos trae el día de mañana”.

En la mañana del 15 de agosto se despidió de su familia diciéndoles: “La vida no se da más que una vez, pues ¿qué mayor placer que entregarla por Cristo?”. Murió al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, en la fachada de la ermita de San Agustín el 15 de agosto de 1936, Solemnidad de la Asunción de María, tenía 41 años y 16 de sacerdocio.

Su defunción fue inscrita en los libros municipales a las 19:15 horas del día 16 de agosto de 1936, festividad de San Roque.

En un próximo futuro sus restos estarán a la veneración pública en la capilla de la Inmaculada de la Parroquia Mayor de Santiago.