Cuando los medios de comunicación nos bombardean sobre la viabilidad del sistema de pensiones español, no es para informarnos, es para crear la opinión que garantice un nuevo recorte en dicho sistema, y así los oligopolios financieros puedan ampliar sus negocios con los planes privados de pensiones, que son los que verdaderamente están en crisis.
No es nuevo, lo vienen haciendo desde que la socialdemocracia empezó en el 1985 a recortar las pensiones, el entonces ministro de economía, Solchaga, animaba a invertir en fondos privados de pensiones en lugar de defender los públicos.
En ello siguen. Entonces se convocó la primera huelga general tras la dictadura y, hoy, se levantan diferentes movilizaciones de pensionistas a lo largo de la geografía.
En época de crisis general, el beneficio del capitalismo está en reducir servicios públicos, en eliminar la solidaridad de clase, en difuminar y parcializar las luchas y en vendernos el individualismo y la gestión privada, de todos aquellos bienes y servicios susceptibles de apropiación privada y donde aumenten su cuenta de resultados las mismas empresas que nos explotan y sangran diariamente.
No se trata de si con el 10 o el 15% del PIB basta para garantizar las pensiones, ni de que gastos de la casa real, subvenciones al clero o gasto militar se destinen a pensiones.
No debiera haber ninguno de ellos, pero las pensiones públicas dignas no se garantizan dentro de este decrepito sistema. Las pensiones nunca serán viables si no cambiamos el sistema, porque al capitalismo no le interesa seguir pagando (aunque sea una miseria) una vez que dejamos de producir, es así de sencillo.
Los recortes han sido menores mientras la clase obrera ha opuesto resistencia y mostraba su fuerza para evitarlos, pero cada vez que nos ven débiles, aprietan un poco más el nudo de la explotación.
Recordemos que en el 2013 se aumentó la edad de jubilación a los 67 años, pero también se aumentaron los requisitos para acceder a la pensión, evitando que una gran mayoría de futuros pensionistas puedan acceder con los mismos derechos, y reduciendo cuantiosamente las prestaciones a los actuales.
El actual sistema de seguridad social necesita que el reparto de la riqueza empiece a hacerse realidad, dejando de bonificar (como se llama el no pagar) a las empresas sus costes a la seguridad social y volviendo a cotizar por la totalidad de las retribuciones, si los salarios altos dejan de estar topados en sus pagos, si quien trabaja para una empresa es trabajador y no autónomo, convirtiendo los TRADES en trabajadores del régimen general con derechos. El actual sistema de pensiones tendrá viabilidad si se legisla para la clase obrera y no para el capital.
Desde el PCPE EXIGIMOS, siendo conscientes que los gobiernos trabajan para nuestro enemigo de clase, que las pensiones Públicas se respeten. Y que la subida no sea irrisoria, sino acorde con el coste de la vida real. Cuando desde Europa piden modificar la constitución para garantizar el pago del déficit, no hay problema. Cuando las empresas piden cambios legislativos para despedir gratis, no hay problema. Cuando banca o autopistas piden cubrir sus pérdidas, tampoco hay problema, socializamos y les pagamos sus malos negocios.
AHORA ES LA CLASE OBRERA quien debe EXIGIR alto y claro, que ya está bien de perder poder adquisitivo y derechos. No queremos el 0’25% ni el 1%, ni el 3,2%, LO QUEREMOS TODO, empezando por recuperar lo perdido.
Las pensiones no son cosa únicamente de los y las pensionistas. La pelea es de todas y todos, y hay que darla para garantizar el futuro. Necesitamos levantar un amplio movimiento en defensa de las pensiones públicas al servicio del pueblo trabajador, incluidos los sindicatos que lo único que han conseguido pacto tras pacto, es recortar derechos de pensionistas actuales y futuros.
PCPE – JUMILLA