Pascual David Muñoz Álamo. Policía Local y Criminólogo

Afrontamos el último capítulo de esta temporada. Así definimos al mes de diciembre, ese período que no solo es conocido por traernos frío, muchas celebraciones y por vestir a muchas ciudades con ambientación navideña que hace sugerente el paseo y la respiración tiene connotaciones nostálgicas.
Casi siempre retirar la hoja del calendario cuando alcance su plenitud significará que se cierra un ciclo, una anualidad que habrá tenido altos y bajos, unos días que sumados unos a otros te gradúan y te habilitan para afrontar al inmediato, a ese fronterizo que es conocido como Año Nuevo.
Diciembre es un mes con doble sentido emocional. A las ganas por romper la línea ya establecida y vivida en el año en curso e introducirnos a velocidad de crucero en la buena nueva, nos paraliza por instantes los recuerdos positivos y no tan afables que guardamos en nuestro cerebro y en esa memoria a corto plazo que soporta nuestro teléfono móvil.


Además esperamos que en estas fechas, los paisajes se tiñan de blanco con esas primeras nevadas. Estampas postales donde el manto de nieve transforme el entorno y donde las actividades como el esquí o la construcción de muñecos de nieve sean las protagonistas. El entretenimiento tiene que estar ligado a la diversión y no hay mejor juego que realizarlo y que vincule a toda la familia.
La gastronomía tiene aquí en nuestro mes, en el llamado mes “FUGAZ”, un alto valor e importancia. Cada sociedad o cultura tiene su propia interpretación culinaria y la riqueza radica precisamente en esa multitud de sabores, de colores y de olores.
Degustaremos platos variados, con fundamento y consistencia, pasaremos en segundos del mar a la montaña y todo ofrecido en el mismo mantel y con un remate en forma de dulces que ya lo quisieran los mismísimos Dioses del Olimpo. Sin olvidar la bebida celestial, ellos disfrutaban del néctar que simbolizaba la conexión directa entre los dioses y la eternidad, nosotros brindaremos con vino en una copa a la cual giraremos y moviendo el vino, podremos oler mientras apreciamos los aromas del trago.
Diciembre suena a despedida, diciembre te hace soñar en lo que está por llegar. Serán campanadas, serán fuegos artificiales o serán imágenes que como flashes y relámpagos te fluyan y animen a reflexionar sobre los éxitos o retos que te restan.
“La Navidad no es una temporada, es un sentimiento”.