Lo cierto es que las personas no nos alimentamos del aire y aparte de la necesaria remuneración por cada trabajo, muchas veces, cuando lo que se hace además se realiza por vocación, la satisfacción del deber cumplido se convierte en el mejor pago por tu trabajo, al ver que lo que se ha hecho ha estado bien y si se reconoce por los demás, pues mejor que mejor.

Siempre lo decimos, pero es que es así. Cuando llegan las fiestas pues lo que toca es redoblar esfuerzos ya que se multiplica la actividad y también las exigencias. Pero en nuestro caso, además, se unen a nosotros múltiples colaboraciones y manos tendidas de patrocinadores, empresas, comercios, instituciones y colectivos que con facilitan todo lo que hacemos, y en algunos casos, hasta lo hacen posible, ya que de no contar con su hombro junto al nuestro, algunas cosas se harían totalmente imposible.

Aunque la Semana Santa de Jumilla se ha convertido en todo un ‘trimestre santo’ con muchos más actos previos que dentro de las propias fechas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, la verdad es que ahora sí que estamos en las puertas de esta celebración que en nuestra ciudad combina y agrupa a la perfección el carácter religioso, cultural, festivo, gastronómico y de reencuentro entre familiares y amigos.

Y por ello, porque ahora los tambores ya no ensayan, ni las bandas, ni los anderos, pues pasemos ya al riguroso directo, a la puesta en escena de verdad, a la que vale, y donde todos tenemos la responsabilidad de poner de nuestra parte lo que nos corresponde como jumillanos, ya que hablamos de nuestro pueblo, nuestra imagen, algo que muchas veces nos ofende en demasía cuando se trata de otros, pero que ahora principalmente depende de nosotros mismos. Por nuestra parte no va a quedar y vamos a poner de nuevo toda la carne en el asador, con miles de imágenes gráficas, crónicas de todo lo habido y por haber, y la radio en la calle, muy cerca de nuestra gente.

Nos vemos, nos encontramos y nos escuchamos en Siete Días Jumilla.