En clave de sol by Gustavo López
El cambio de hora es un tema recurrente en nuestras vidas al menos dos veces al año, donde hay miles de opiniones al respecto y, por lo tanto, nada de consenso sobre sus ventajas o desventajas.
En primer lugar, el principal que se ofrece es el ahorro energético. Ajustar el reloj para aprovechar más la luz natural del día puede reducir el consumo de electricidad, especialmente en iluminación y calefacción. Este ahorro energético se traduce en beneficios tanto económicos como medioambientales.
En segundo lugar, el cambio de hora puede tener un impacto positivo en la salud pública. Más horas de luz diurna pueden fomentar actividades al aire libre, lo que a su vez promueve un estilo de vida más activo y saludable. Esto es particularmente relevante en regiones con inviernos largos y oscuros, donde la luz del día adicional puede combatir la depresión estacional y mejorar el bienestar general. O al menos eso es lo que dicen los que saben.
Por otro lado, el cambio de hora también tiene desventajas significativas. En primer lugar, puede alterar el sueño y la salud general de las personas. La adaptación a un nuevo horario puede ser difícil para muchos, especialmente para aquellos con horarios de trabajo rígidos o condiciones de salud preexistentes.
Además, el cambio de hora no siempre es sinónimo del ahorro energético esperado. En algunos casos, el uso adicional de aire acondicionado o calefacción durante las tardes puede compensar cualquier ahorro en iluminación. La variabilidad en los hábitos de consumo y las mejoras tecnológicas en la eficiencia energética también cuestionan la necesidad de esta práctica, según reflejan todos los estudios.
En conclusión, el debate sobre el cambio de hora sigue abierto. Mientras algunos argumentan que sus beneficios en ahorro energético y salud pública son significativos, otros señalan los inconvenientes relacionados con la alteración de los ritmos del cuerpo y la dudosa eficacia en la reducción del consumo energético. Como sociedad, debemos evaluar cuidadosamente estos factores para decidir si mantener o abolir esta práctica. Ese es un debate que también se plantea hace tiempo. Yo voto por no cambiarla nunca más. Pero mientras tanto, este sábado por la noche, o madrugada del domingo, a las 3:00 nos encontraremos una hora más de sueño y habrá que atrasar los relojes hasta las 2:00. Es lo que hay.