By Txumi

Este 2021 que da sus últimos coletazos y dónde tristemente no se vislumbra seguridad ante nada, para la familia de la Escuela de Fútbol era supuestamente un año especial por su veinte aniversario. Pero no, no lo ha sido.
Primero se marchó Antonio Bravo y ahora nos cae otro ‘palo duro’, donde nuestro Fortuna nos ha dejado huérfanos por esa HUELLA que dejas en el corazón de todos tras más de quince años dedicados a este pequeño y humilde club.

HUELLA

Pasar por un sitio dejando poso positivo, aportando cosas para el bienestar de los demás, añadiendo esencia, perfume anímico y modo de ser.
Así de corto pero tan explícito, como dice la definición de esta bonita palabra, se puede resumir la presencia de Alfonso cerca nuestro, no solo ya a niveles deportivos donde muchos le conocimos, sino en la cotidianidad del duro día a día.
Intentó, y vaya si lo consiguió, dar lo mejor de sí mismo a cambio de nada, a todos los que le rodearon. Por eso, tocó y llegó a tantos corazones ajenos, que hoy le despiden con muestras de cariño desde mucho más allá de las fronteras locales.


Para los que convivimos con él, nos reafirma mucho más en la convicción de que tuvimos la suerte de encontrárnoslo en nuestro camino y tener la certeza de que Alfonso era un ‘tío especial».
Con la dureza de las dificultades que conlleva librar la dura y fría realidad de esa guerra, que no es otra que luchar internamente por sobrevivir, nos diste el ejemplo de ganar muchas pequeñas batallas como también lo hacías en tus propósitos deportivos. Conseguías las cosas con persistencia, mucha persistencia. Sabías tocar la tecla para buscar lo bueno que creías que podía unirse a sumar y quien te rodeaba sabía que a su lado tenía alguien que valía doble, por dos o multiplicado, donde tus manos siempre fueron cuatro para todos.
Alfonso, dejaste una impronta inolvidable en la Escuela, pero también un ejemplo cuasi perdido hoy en tantas asociaciones que necesitan de ayudas para subsistir. Sin duda, el deporte más complicado que existe, el de recorrer la calle en busca de recursos económicos para otros centenares de usuarios que pocas veces reconocen que el esfuerzo de otros repercute en el bienestar de sus allegados.
Solo por eso mereces estar en el pódium de los sitios donde estuviste,  no en lo más alto por que conociéndote, no querrías, pero siempre quedará en la retina la opinión loable y respetuosa de la gente sobre ti y la de quien suscribe (el que hoy recuerda con cariño las tropecientas veces que me dijiste: «Vente con nosotros»). Siempre lo recordaré y divulgaré así.
Descansa en paz Alfonso Fortuna, con tu ilusión, trabajo y empatía, te ganaste el respeto y la veneración de los que te disfrutaron. Tu Carmen, Ana Belén y tu Fortu pequeño, pueden sentirse orgullosos de haber tenido cerca tu corazón, ese que seguro ya trabaja sin descanso en otro lugar donde seguirás consiguiendo pequeñas victorias.