En clave de sol by Gustavo López
Este año, el Belén de Jumilla no tiene corcho blanco ni musgo artificial. Tiene micrófonos y titulares de verano, donde resuenan tertulias de radio y televisión. Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, y para no faltar a la tradición y sin ánimo de ofender a nadie, sino de echar unas risas, aquí va mi particular reparto de papeles del belén.
En el centro de la escena, brillando más que el lucero del alba, encontramos al portavoz de Vox, Juan Agustín Carrillo, convertido por méritos propios en la Estrella, pero de Occidente. Y es que no es una estrella cualquiera. Esta no guía a pastores, sino a cámaras, opinadores y editoriales indignadas. Apareció en pleno estío, cuando nadie miraba al cielo, tras la famosa moción que pedía impedir de forma encubierta el uso de instalaciones deportivas municipales para celebraciones como el final del Ramadán o la Fiesta del Cordero. Desde entonces, la Estrella Carrillo no ha dejado de brillar… incluso de día, que es cuando más molesta.

Debajo del firmamento municipal, gobierna con majestuosa capa y gesto severo, la Reina Herodes González, famosa en este belén por dictar sentencia en contra de los Santos Inocentes, algo que incluso le ha valido para ser nominada al premio Corazón de Piedra. Dicen las malas lenguas que ella no quería, pero la falta de un solo voto le obligó a tener que tragar y aceptar con sumisión. La cosa se le fue de las manos por seguir a la dichosa estrellica.
Mientras tanto, salta alegremente el pastorcillo Delfín Blázquez, el de la Hacienda, que no entiende el revuelo. Él solo quiere dar abrazos a la estrella, cuadrar cuentas y repartir sonrisas como si fueran partidas extrapresupuestarias. ¡Venga abrazos. Venga besos! Y es que le da mucho miedo el déficit emocional. Por eso, el alegre Delfín salta y abraza a Carrillo, muy feliz y tarareando villancicos.
Y ya vienen los Reyes, que encarnan María Herrero, Raquel Ruescas y Toni Gómez. No traen oro, incienso ni mirra. Traen cartas. Muchas cartas. Deseos como el campo de fútbol, la piscina de verano, las cámaras de seguridad y miles y miles de kilómetros de caminos rurales, que les van a poner adoquines y hasta aceras con farolas led.
Así, entre flashazos, titulares y conexiones en directo, el Belén Municipal de Jumilla se consolida como el único del mundo donde el misterio no es teológico, sino político, y la frase más repetida no es “paz en la Tierra”, sino “esto se ha sacado de contexto”.
Por cierto, el Niño, la Virgen y San José han desaparecido y no quieren saber nada de esta locura. Hasta el buey y la mula se han ido.












