Donde más ha llovido ha sido en la Sierra del Carche y Cañada del Judío
M.C.C.V
Tras muchos meses sin ver agua en Jumilla, en mayo, sin duda, en lo meteorológico, la protagonista ha sido la lluvia. En muchas zonas del término municipal las nubes han descargado agua de forma muy notable, con acumulados de hasta 190l/m2.
Según los datos recopilados por el hombre del tiempo de Siete Días Juan José Pérez, donde más ha llovido ha sido en zonas lindantes a la Sierra del Carche, como Casas del Comisario, un paraje situado entre La Pinosa y el Carche, donde han caído 190l/m2 en el mes de mayo. Le siguen zonas de la Cañada del Judío, con algunos parajes, como Los Alacranes donde se acumulan más de 150l/m2. En zonas del término de Arriba, como la Casa de los Pozos acumula un total de 118l/m2.
En la Sierra del Carche también cayeron importantes cantidades de agua, con un acumulado de 115l/m2, recogidos en la estación meteorológica del salero JUMSAL. La zona de la Macolla, paraje situado al norte de la Jimena, registró en mayo hasta 110l/m2. Le siguen zonas como La Solana, los Bujes o Casa Tosquilla donde rondan los 90l/m2, mismas cantidades que en Las Omblancas.
Por el contrario, donde menos ha llovido ha sido en zonas de Las Puntillas o el casco urbano de Jumilla donde se rondan los 70l/m2. Se trata, por tanto, de acumulados de lluvias muy importantes para el mayo, donde la media ha rondado los 40l/m2.
Además, cabe destacar que en muchas estaciones antes de mayo, solo se llevaba entre 5 y 10l/m2 en lo que va de año, por lo tanto, toda la lluvia ha caído prácticamente en ese mes.
Beneficiosa para el campo
En cuanto a la afección de estas lluvias en los cultivos, ha sido beneficiosa en líneas generales. Pedro García de Coag ha matizado que “la urgencia por la sequía se ha parado, ya que íbamos abocados a pérdidas del 75%. Sin embargo, gracias al agua caída, cultivos como el almendro, el olivar o el viñedo empiezan a responder positivamente”. “Aunque, añade García, entre el 40 y 50% de las plantaciones se encuentran muy afectadas y otras tantas están sentenciadas de muerte. Habrá que esperar, tras los estudios oportunos, para conocer las secuelas de lo que han sufrido los cultivos”.