Paso corto, vista larga by Pascual David Muñoz Álamo. Policía Local y criminólogo.
Estamos escribiendo la historia. En un futuro, las nuevas generaciones podrán hablar de forma distendida y leer y admirar todo aquello de lo que hoy dejamos escrito, tanto en líneas de texto como en las fotografías que detallen los momentos presentes. No es un año más, el año 2024 tiene unos mimbres confeccionados para convertirse en un majestuoso y bello año donde la fascinación y la sorpresa serán notas predominantes de las fiestas.
Toda estética esconde flecos que no son visibles, pero en realidad la percepción de la belleza es un concepto simple y subjetivo, tasado pero no reglado, admirado pero discordante, cercano o aislado.
Den importancia al envoltorio pero no en demasía. Las fiestas surgen para proporcionarnos un gozo, una alegría o un descanso. Necesitamos sentir y respirar que cada instante es irrepetible y que la vida proporciona segundos que se suman a un carro, donde esos momentos serán para el futuro la calma a una agitación posible.
Si todo esto lo trasladamos a nuestras fiestas, veremos esa esencia diferenciadora preparada como si de una poción mágica se tratase, te va a atrapar para que no te quedes inmóvil.
No existe un guion inmutable, no existe pensar en lo que hacer sin tener en cuenta las improvisaciones y caminar sin mirar atrás, los caminantes del proyecto renacido han sido decenas de entusiastas y luchadores en una representación que se prepara para vivir sus días gloriosos.
Diversas circunstancias articulan que en el mes de junio como no podría ser otro, Jumilla vivirá, precisaré, vive ya en cada rincón, en cada casa, en cada traje esa puesta por ser vestido y ser visto en nuestras arterias, en una población volcada en masa para la ocasión.
Las escuadras ultiman sus capas, sus abalorios, las capitanas y capitanes limpian y hacen brillar sus brazaletes y las filas se organizan con el afán de pedir un aplauso más que merecido.
Las fiestas no solo conquistan por los ojos, también deben hacerlo por los oídos donde la música no es ajena, es parte esencial, debe divertir a la gente y es un espectáculo.
La regla única es rendir culto y respeto a una tradición, adaptada sin duda a los tiempos presentes en su estética, actualizada y moderna, renovada pero con sus esencias intactas.
¡Nos vemos en las calles!