Ayer se inauguró una nueva edición de Fitur 2020, una cita ineludible por ser la más importante del mundo para su sector. De hecho, las cifras son de vértigo, tanto en el número de expositores, como países participantes, instituciones presentes y visitantes, que tienen a lo largo y ancho de varios miles de metros cuadrados, el mayor y mejor escaparate.
El turismo es un sector clave de la actividad económica de los pueblos, tanto por su dimensión como por su dinamismo y por su capacidad de influir en otros ámbitos de la propia actividad económica. A la vez, los números continúan creciendo y obligan a creer en las posibilidades de cada cual. Ya que el turismo ya no solo es playa y grandes ciudades, sino que ahora las miradas se dirigen hacia otras propuestas, que suelen ser de gran calidad, diferenciadoras y con un atractivo innato. Y es ahí donde entra Jumilla, con sus Rutas del Vino, donde las bodegas sin duda representan uno de sus principales pilares, todo siempre bajo el paraguas del líquido elemento para nuestra zona, aderezado por supuesto por la gastronomía, las calles del pueblo, sus casas, monumentos y espacios públicos que por estar acostumbrados a tenerlos todos los días junto a nosotros, creemos que son pecata minuta, hasta que vienen de fuera y nos abren los ojos diciéndonos todas esas cosas que deberíamos saber y defender los primeros y con orgullo patriótico local.
Y aunque nuestras fiestas también son a tener muy en cuenta, ahora a todo esto se le une la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional de la Semana Santa.
Desde hace unos meses, Jumilla cuenta con una concejal de Turismo joven, dinámica y sobretodo, perfecta conocedora de un sector donde se ha formado y ha conocido desde dentro. Por ello, solo cabe esperar que pueda, sepa y le dejen darle a nuestro turismo el espaldarazo que necesita, de la mano de todos los agentes implicados, y ante todo, teniendo muy claro siempre el potencial que esto representa para nuestra economía, el desarrollo y el futuro de nuestra querida Jumilla.