En clave de sol By Gustavo López

Las personas somos así. Nos gusta mucho protestar, quejarnos de las cosas, llevando razón incluso, pero al final, siempre hay otra cosa que prima más, y solemos pasar por el aro. Da igual que la verdad esté de nuestra parte. Nos guiamos más por otras cosas y le damos mucha más importancia al qué dirán, mejor que no tengamos problemas, vamos a dejar la cosa tranquila,… que a luchar y defender lo justo, con respeto, pero de forma consistente. Lo vemos como una complicación de vida más.
Algo parecido a todo esto parece que es lo que está pasando con el Mundial de Qatar. Estamos escuchando miles de críticas hacia el país organizador de uno de los mayores eventos deportivos, como es un mundial de fútbol. Pero en lugar de que impere la lógica, la razón y la verdad, son otras las cosas que se imponen dejando que los argumentos pasen a un segundo término.


Parece una paradoja, e incluso una contradicción, pero es así. Y es que la hipocresía de los países europeos que acuden al Mundial es notable, ya que son a la vez críticos con un país con graves carencias en derechos humanos y condiciones de trabajo, pero al mismo tiempo asumen, aceptan y pasan por el aro.
En clara defensa del que ha puesto la pasta en esta ocasión, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino ha dicho que los Mundiales han convivido varias veces con regímenes que han sido incumplidores flagrantes de los derechos humanos, y entre ellos dictaduras militares como la Argentina en 1978.
¿Es legítima la crítica a Qatar a la vez que Occidente envía numerosas delegaciones y multitud de informadores para cubrir cada partido y cada incidencia? ¿Hubiesen asumido las sociedades occidentales el boicot a un Mundial por el incumplimiento de los derechos humanos del país anfitrión cuando se han celebrado Mundiales en Estados con condiciones incluso peores?
Censurar las críticas legítimas y hasta obligadas a Qatar convive con una poderosa industria del deporte con mucho dinero en juego: las sociedades más movilizadas contra las deficiencias de Qatar se disponen, a la vez, a asistir por televisión a uno de los mayores espectáculos deportivos que existen. La asunción de sus contradicciones es parte de la edad adulta de las sociedades democráticas, así que a pasar por el aro, dijo don dinero.