Editorial

Está claro, y ahora se ha puesto mucho más de manifiesto, que Europa tiene una más que notable dependencia del petróleo. Algo parecido a lo que pasa con el gas, sin duda un punto muy negativo que cuanto peor se vuelve la situación, más nos afecta de forma directamente proporcional y exponencial.
Una de las soluciones que se ha propuesto desde la Agencia Internacional de la Energía, es la liberación de parte de sus reservas de petróleo. En concreto, ha decidido sacar al mercado 60 millones de barriles de crudo, dejando claro que no existe escasez de recursos.

Este movimiento debería retener algo los precios de los carburantes y, por lo tanto, ayudar a la hora de repostar gasolina o gasóleo a un menor coste de forma general y en particular a los profesionales del volante, que independientemente de posibles huelgas o parones, lo que sí tienen claro es que no se puede trabajar por debajo de los costes, y ahora lo están haciendo, por lo que es más que probable que en breve, los camiones y autobuses se queden en sus cocheras, porque les costará dinero salir a trabajar.
De momento, si nadie mueve ficha y desde el Gobierno no se aportan soluciones rápidas, contantes y sonantes, por desgracia, la mejor solución pasará por usar menos el coches y que los profesionales junto a sus clientes, pacten un nuevo precio por los servicios, que al final, de forma irremediable, se dejará notar en los bolsillos de los ciudadanos, ya que todo se transporta y si eso sube, todo subirá. A día de hoy ya ha habido países que han eliminado impuestos a los carburantes. A ver aquí si tenemos la misma suerte.