José Andrés Alcolea García. Párroco Iglesia de San Juan Bautista.
Esther Simón/María José González
¿Cómo afronta este cambio?
Bien, siempre los cambios nos pillan de alguna manera con esa incertidumbre de salir de un sitio y llegar a otro, pero yo resaltaría que lo afronto con ilusión. Los cambios en nuestra vida sacerdotal siempre están ahí, tenemos una fecha o un tiempo limitado a disposición del señor obispo, eso fue lo que prometimos el día en el que recibimos este sacramento.
Su nuevo destino será en Águilas. ¿Conoce ya la parroquia?
No especialmente, estuve varios años yendo en verano a echar una mano, Águilas es, como bien sabéis, un pueblo turístico de costa, donde especialmente los meses de julio y agosto suele haber mucha gente, un compañero me pidió ayuda, pero la parroquia a la que he sido destinado en sí no la conozco todavía.
Han sido nueve años en Jumilla, más de uno diría que casi toda una vida. ¿Qué valoración hace de este tiempo y de los momentos que ha pasado aquí en Jumilla?
Los momentos han sido muy positivos porque Jumilla es una realidad diferente, cada pueblo tiene sus formas, sus presiones, su cultura religiosa, este pueblo tiene una gran riqueza en ese aspecto, el tema, por ejemplo, de la Semana Santa es algo muy importante para la localidad.
La parroquia de San Juan tiene un carácter social muy marcado, por ello, han sido años en los que he disfrutado mucho y lo he vivido de una manera intensa también, muy agradecido y contento de esos nueve años que han sido invertidos de una forma acertada.
Hablando de inversión, ¿qué cambios ha habido en la iglesia estos años? ¿Qué considera que se ha mejorado?
Muchas veces no es cuestión de ‘llego y mejoro’, tengo la idea de que hay que mantener lo que está establecido. Detrás de mí estuvieron otros sacerdotes que también entregaron su vida e hicieron todo lo posible, entonces mi objetivo ha sido mantener lo que ya otros antes hicieron y que todo ese potencial que en concreto la Parroquia de San Juan tiene, como mínimo mantenerlo, es decir, la asistencia, la celebración de la eucaristía o potenciar la devoción a la Virgen María como Madre y Patrona, mantener en buen estado la herencia recibida de mis compañeros.
Tras hacerse públicos los nuevos nombramientos, imagino que habrá llegado a oídos de la gente su traslado. ¿Qué le dicen los parroquianos al respecto?
Es verdad que la gente se acostumbra a la figura del sacerdote, a un estilo de estar o trabajar y ellos también lo sufren, somos conscientes de eso cuando salimos de una parroquia, porque en la iglesia se crea una familia, no lo podemos olvidar, no es algo donde el sacerdote esté en un sitio y los feligreses en el otro. Se forma un vínculo diario en el que compartimos momentos muy agradables y otros, tal vez, menos.
De alguna manera, el final se podía vislumbrar porque, salvo excepciones, no solemos estar tanto tiempo y esa separación muchas veces produce tristeza.
¿Qué deja atrás en Jumilla?
Dejo familia, gente con la que he compartido el día a día y eso es importante, gente a la cual valoro enormemente por su entrega y amor a la parroquia. El factor humano es indispensable puesto que se crean unos lazos que en la mayoría de los casos perduran en el tiempo.
¿Qué momentos inolvidables van a quedar para siempre en su recuerdo de nuestra localidad?
Momentos hay muchos, lo he vivido todo de manera muy intensa, descubrir el calibre de la Semana Santa fue uno de ellos o el vínculo con la Cofradía del Ecce Homo, pero, sobre todo, el día a día y la relación directa que he intentado tener con la gente.
Nació en Archena, se ordenó presbítero en el año 2008. ¿Cuál ha sido su trayectoria?
Antes de la ordenación como diácono estuve en Fuente Álamo durante ocho meses, luego fui coadjutor en Totana donde salté a Lorca hasta terminar en Jumilla.
¿Es esta parroquia donde ha permanecido más tiempo?
Sí, el 21 de septiembre de este año cumpliría los 9 años desde que tomé posesión en la parroquia.
¿Cómo recuerda ese primer momento?
Es un primer momento donde no conoces a nadie, venía acompañado de gente de Lorca y Fuente Álamo, lo normal es acompañar un poco al que ha sido tu párroco.
Ocupará su lugar en el mes de septiembre en la parroquia de San Juan, Jerónimo Hernández Almela. ¿Nos puede contar algo sobre él?
En realidad, personalmente no lo conozco aunque sí le pongo cara, fue quien me llamó para informar de mi sustitución, tiene pendiente una visita al pueblo en la que le intentaré mostrar la realidad de la parroquia a la que viene y si nos da tiempo, la senda del Rosario.