En clave de sol By Gustavo López

La política es muy retorcida a veces y es capaz de poner negro lo blanco y convertir en malo aquello que es bueno y viceversa. Todo va a depender siempre del color del cristal con el que se miren las cosas, es decir, si es rojo, azul, verde o morado.
El pasado lunes, por fin, después de 20 años de espera, de trámites, de protestas, polémicas y lucha ciudadana en plataformas, el tren de alta velocidad llegó a Murcia, a la estación del Carmen, en un trayecto inaugural que duró 2 horas y 45 minutos.
Lógicamente, después de todo lo que ha llovido y de la tinta que ha corrido, este hecho se convierte en histórico y debería de ser una alegría compartida por todos, ya que la experiencia dice que allá donde llega el AVE, éste se convierte en un caudal de oportunidades, sobre todo de cara al futuro.


La inauguración no escatimó y contó con el Rey Felipe VI, el presidente de Gobierno, ministra de Transportes, presidentes de Murcia y Valencia, alcaldes, diputados, senadores, autoridades por doquier, sector económico y representantes de la sociedad.
Y es que realmente el hecho es histórico y muy importante, sin duda, uno de los más importantes de los últimos tiempos, que debe de representar el punto de partida del tan ansiado también Corredor mediterráneo, donde Murcia tiene mucho que decir.
Estuve siguiendo las intervenciones de la inauguración por los medios de comunicación que lo dieron en directo, y he de decir, en mi humilde opinión, que todo fue muy correcto y hasta sorprendentemente sincero, donde se reconoció que con la llegada de este tren, se saldaba una deuda con la Región de Murcia. Es decir, que hubo palabras de autocomplacencia como es normal, y también se reconoció que lo largo que se ha hecho el periodo del proyecto y las obras, ha perjudicado en exceso, ya que los múltiples cambios de responsables políticos no han sido nada positivos.
En resumen, que la noticia es muy buena, de las mejores, pero también están las voces discordantes, porque si los gobiernos en todas las administraciones fueran del mismo color, pues todo sería rosa, pero como no es así, pues todo es criticable y lo que es bueno, somos capaces de ensombrecerlo.
Eso pasa siempre, y vivimos unos tiempos en los que los políticos no son capaces de reconocer nada, solo de ponerse enfrente del otro y criticar por encima de valorar, y eso nunca es bueno, ni para ellos ni por supuesto para los ciudadanos.