IV Premios de la Gastronomía Ciudad de Jumilla. Premio a la Repostería

Escucha aquí la entrevista con Pedro Fernández

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El Horno San Antón que dirige Pedro Fernández lleva cerca de 40 años instalado en el barrio San Antón, desde el año 1984, aunque su origen se remonta a 1973 en el horno de La Peña en pleno casco antiguo de la ciudad.
Con el desarrollo del municipio y el desplazamiento natural de la población, Jumilla fue creciendo hacia este lado del pueblo, hacia abajo y fue entonces cuando los antiguos propietarios del obrador La Peña, fundaron el que hoy ya se conoce como Horno San Antón, para atender a la demanda de esta parte de la ciudad. Así lo recuerda Pedro Fernández, su propietario actual, que cuenta que su familia “lo cogió” en el año 1.984, diez años después de su origen inicial.


Se trata de un negocio totalmente familiar, aunque el destino ha querido que Pedro Fernández sea el único de la familia que quede en el mismo, y ahora en la actualidad está atendido por dos personas en la parte del mostrador para la venta y en el obrador y horno propiamente dicho, hay tres.
Fernández asegura que en todos estos años ha tratado de avanzar, de especializarse, de estudiar y realizar cursos, “aunque lo que continúa es la tradición” sostiene Pedro, porque finalmente lo que se comercializa viene a ser lo mismo, el pan común, lo típico de Jumilla, sequillos, empanadas, dulces tradicionales de Navidad y de Semana Santa, y “ese es el funcionamiento real y comercial de esta panadería”.


Cierto es que la maquinaria y la técnica han avanzado mucho en ese sentido y para este sector, pero en Panadería San Antón conservan por encima de todo la manera de trabajar y las recetas y medidas que les trasladaron los antiguos propietarios, un horno de leña con una máquina básica, entonces de hierro, aunque han sucumbido a nuevas mecanizaciones para ayudar y facilitar lo que es el proceso artesanal, pero con la misma calidad o incluso mejor. “Se conserva la esencia de lo que se puede elaborar al modo antiguo”, como ejemplo ponen el baño de sequillo o el relleno de la empanada “porque queda mucho mejor”, matiza Pedro Fernández
En todos los hornos se especializan en algún producto en especial y cada uno de ellos tiene su toque personal y su ‘librillo’, y en San Antón, se destaca el pan artesano, natural y con diseño propio con una larga fermentación y larga conservación, bajísimo en productos químicos y que por ende, sienta mucho mejor. Y por supuesto, el pan integral, le apunta Lina Tomás, su mujer, que de cerca sigue la conversación. “Es verdad, nuestro pan integral es muy natural, sin aditivos, elaborado con harina de alta calidad 100% integral, molida a piedra y totalmente ecológica, que luego elaboramos artesanalmente”, apostilla Pedro.

Lo cierto es que en Pastelería San Antón todo tiene su toque personal, “el toque de María”, deja caer mientras la mira como elabora la masa de los próximos dulces que saldrán del horno. Pedro Fernández deja claro que elabora panadería y pastelería artesanal y de calidad y “ello es un salto entre lo que se produce a nivel industrial, hay que tener en cuenta que somos lo que comemos y ello conlleva comer calidad en cuanto a la materia prima, y eso lo ofrecen los obradores y no las grandes superficies de ahora”, defiende.
El día a día en Horno San Antón, “como en todos” es muy largo, se empieza a las cinco de la mañana, ya que Jumilla es un pueblo eminentemente agrícola y a las seis de la mañana ya hay gente funcionando y es preciso tener el pan listo y comenzar a ofrecer el servicio ininterrumpido ya hasta las dos y media de la tarde. Es por la mañana cuando se elaboran los dulces y por la tarde el pan, a partir de las seis y hasta las nueve y media. “Son muchas horas, pero como todos los autónomos, hay que salir adelante”.
Cuenta que no hay sucesor para el negocio, ya que sus hijos han optado por caminos diferentes, así que cuando se jubile supone que lo venderá o lo traspasará a algún artesano que le guste y quiera continuar la labor, “y no quedan mucho años”, apunta.
Este reconocimiento que recibe en la última etapa o recta final laboral para Pedro Fernández y todo el equipo del horno, supone un “impulso y un gran apoyo moral que nos ayuda a cerrar una etapa de nuestro trabajo y de nuestra vida muy bonita”. Y en este punto recuerda con añoranza que antiguamente, el 16 de mayo, se celebraba una fiesta en honor de los panaderos, donde se realizaban partidos de fútbol, fiestas, concursos… “algo muy bonito que lamentablemente se perdió y creo que se debería recuperar”.
En estos IV Premios de la Gastronomía Ciudad de Jumilla, Panadería y Pastelería San Antón será reconocido con el premio Consejo Regulador de la DOP Jumilla a la Repostería y horno tradicional.