Hasta cuándo va a tener que sufrir el pueblo de Jumilla el incivismo y la cerdería de unos cuantos? Esta misma semana el concejal de Campañas Medioambientales, Juan Manuel García, anunciaba la campaña promovida por su Concejalía para evitar cacas, ruidos y basuras. Y eso no es algo que uno haga por gusto, sino porque hace falta. Porque hay jumillanos que son un poco ‘cochinitos’.
Pero para ser justos no es algo exclusivo de nuestra localidad. Sin ir más lejos, esta misma semana aparecía en numerosos medios de comunicación las campañas que se están promoviendo en distintos ayuntamientos, para detectar por medio del ADN al perro y a su dueño. Vamos, que hay gente cerda en todos sitios, para consuelo de los nuestros. A este ritmo no tardaremos en ver a los municipales recogiendo muestras de las caquitas para su posterior análisis. Seguro que les haría mucha ilusión poder profundizar en esta nueva aptitud profesional.
Para evitar tener que llegar a estos extremos es necesaria la colaboración de todos. Si vemos a un perro que se caga en plena calle, sin respuesta inmediata por parte de su dueño, es nuestro deber increparle: “Es usted un cerdo y va a limpiar eso con la lengua”. Que lo mismo te manda a la mierda, nunca mejor dicho, o te pega un sopapo. Pero es lo que hay.
Pero no hablamos únicamente de cacas, sino también de la basura o los ruidos, los otros temas con los que se pretende concienciar en esta campaña.
En cuanto a la basura es más de lo mismo. “Todo tiene su hora y su lugar”, y el lugar de algunos, por lo visto, debería estar en el estercolero. Y ahora resulta que también existe la figura del cerdo acústico, y si no me la invento yo. Dícese de aquel que, con su estridente voz, instrumento (improvisado o no), o potente equipo musical, se dedica a perturbar la paz de sus vecinos en horarios poco pertinentes.
Perdónenme la rotundidad en mis palabras. A veces se sufre de cerdería literaria, y esa es más difícil de curar…