Ayer se celebró el Día de la Hispanidad, una festividad donde el eje central es la patria y junta a ella, los elementos simbólicos y representativos del Estado, como es el caso de la bandera, una enseña que debería ser el denominador común y el punto de encuentro pero que en estas ocasiones se convierte también en conflicto entre aquellos que están llamados a estar más juntos que nunca.
En el arco parlamentario actual, hay partidos que se llaman constitucionalistas, otros nacionalistas, republicanos e incluso independentistas. Cada cual tiene su propia bandera pero hay dos, PP y PSOE, que pugnan entre ellos para ver quién es más español que el otro o quién defiende más a la bandera española que el otro. Sin duda, con este tipo de posturas y comportamientos, hacen un flaco favor a la causa y hasta logran contagiar a los pequeños pueblos, como es el caso de Jumilla, donde los dos principales partidos juguetean con la bandera de España confundiendo sus obligaciones y misiones en la función pública.
Durante la legislatura del PP, se inventó el acto de homenaje a la enseña nacional y entonces, la oposición formada por PSOE e IU no asistían a los actos organizados alegando que se hacían de forma unilateral y sin contar con la corporación al completo. Cuando llega el PSOE al gobierno, quizá lo lógico hubiera sido seguir organizando estos actos pero entre todos, como habían venido reclamando, pero no, directamente quitan la bandera y… la polémica está servida.
Y es el segundo año que el mástil está vacío en el paseo y el PP quiere hacer ruido con el asunto, pidiendo firmas para que se restablezca la bandera y haciendo un acto propio en este lugar, dando a entender que el PSOE no quiere mientras que el Gobierno local ni pone la bandera, ni quita el mástil.
¿No será más fácil unirse y no enfrentarse utilizando la bandera como excusa, mientras que los ciudadanos observen perplejos cómo hay otras muchas cosas más importantes a las que no se les presta dedicación alguna mientras se pierde el tiempo en estas tontascas?