Como si del famoso anuncio de turrones se tratara, el Cristo Amarrado a la Columna regresa a casa por Navidad. Y es que después de casi 4 meses de trabajos de restauración, este próximo sábado, la sagrada imagen dejará la sede de su hermandad, que se ha utilizado como taller improvisado, para regresar al convento de Santa Ana, donde durante este tiempo, los frailes lo han echado de menos. Pero ya lo dijo en su momento el padre guardián, Francisco Oliver, que quería que la talla estuviera en Navidad en su altar. Y así será.
Los trabajos de restauración han sido llevados con cierto hermetismo, porque ya se alertó desde el principio, que no se querían fotos ni ningún tipo de documento del Cristo en su ‘hospital’ particular. Tan solo los miembros de la comisión creada a tal efecto, han sido los únicos que han tenido el privilegio de seguir de cerca la restauración. De esta forma, los propios frailes, la hermandad y la alcaldesa de Jumilla, han permanecido atentos y vigilantes a la altura del momento que se trataba, hasta llegar a hoy donde la intervención llevada a cabo a cabo por la restauradora jumillana Natalia Carcelén ha terminado, y este sábado se puedan por fin abrir las puertas, de par en par, de la sede del Cristo para que todo el mundo que quiera lo pueda ver, y por la tarde, sea trasladado en procesión hasta San Agustín donde partirá ya en vehículo junto a su abuela.
Las primeras impresiones tanto del padre guardián como del presidente de la hermandad, son buenas, indicando que “El Cristo está igual que cuando salió del taller de Salzillo”.
Pues que así sea y nos alegramos enormemente. Felicidades a todos los que han trabajado en ello y han tenido entre sus manos esta delicada responsabilidad, y ya se sabe que lo verdaderamente importante no es el resultado inicial de una restauración, sino la durabilidad en el tiempo de los trabajos realizados. Deseando verlo estamos.