Los políticos de todos los ámbitos responsables de la gestión de la pandemia y de las distintas olas que nos han ido afectando, se han empeñado desde el primer día en imponer restricciones de todo tipo. De hecho, ha habido momentos en los que parecía incluso que estaban en un concurso para ver quien hacía la propuesta más disparatada, llamativa o chocante, sin darse cuenta que una vez que llegaron las vacunas la solución no pasaba por prohibir, si no por vacunar, hacerlo lo más rápido posible y al mayor porcentaje de la población.
Al principio, cuando dijeron que en el mes de agosto estaríamos en el 70% de la ciudadanía vacunada, la gran mayoría dudó de ello. Sin embargo, estamos a mediados de julio y ya pasamos el 50% con las dos dosis y un buen montón ya con la primera a la espera de la segunda inoculación.
Con estas, el pasado martes, llegó el turno para los jóvenes jumillanos a partir de 20 años, que respondieron masivamente, como no puede ser de otra forma, con 2.000 vacunas inyectadas. Esa es la solución. Eso sí. Ahí tienen que estar centrados todos nuestros esfuerzos, tanto de la Región de Murcia como del Ministerio de Sanidad.
Ahora toca dejar a un lado el estar hablando continuamente de toque de queda, limitación de aforos, suspensión de actos y datos del miedo, porque lo que sí hay que hacer es vacunar, vacunar y vacunar. No hay otra. No se puede actuar como si estuviéramos en marzo de 2019, simplemente porque estamos en julio de 2021, y ni la situación es la que fue, ni sabemos lo que sabíamos. Algo supongo que habremos aprendido.