Ha dicho adiós al arbitraje después de 38 años

Después de 38 años y dos terceras partes de su vida como árbitro tanto de fútbol como de fútbol sala, Joaquín García Tomás, conocido en Jumilla como Madriles, colgó el silbato al final de la pasada temporada deportiva. Con tal motivo y para repasar su trayectoria, fue entrevistado en Siete Días Jumilla.

– ¿Por qué ha decidido dejar de arbitrar?

–  Ha pasado ya mucho tiempo desde que empecé. Tengo ya 61 años y creo que es hora de dar un paso a un lado. Lo he disfrutado mucho mientras ha durado, pero llevo ya dos meses sin arbitrar y la verdad es que tampoco lo echo de menos.

– ¿Cómo se produjeron sus comienzos en el arbitraje?

– Yo bajaba a La Estacada a ver los entrenamientos del Jumilla Atlético casi todas las tardes. Una de ellas, con Vicente Bernabéu como presidente, me pidieron pitar el partidillo del entrenamiento. En un principio no quería, pero me convencieron y me animé.

– ¿Y cuándo se decidió a practicar el arbitraje en serio?

–  Tras aquella primera experiencia me animé, fuí al pabellón y le dije a Paco Crespo que quería arbitrar. No me puso ningún problema y empecé aquel mismo año con el Torneo de Verano de Fútbol de Aficionados que se celebraba en La Estacada.

– ¿Qué recuerda de aquel campeonato?

– Con muchos fallos. Se falla siempre, aun incluso después de tantos años, pero entonces lo hacía más. Recuerdo que estaba nervioso.

– ¿Qué compañeros de arbitraje tenía por aquel entonces?

– Me acuerdo de Antonio ‘el Mortero’, de José Antonio Navarro ‘el Fillo’; de Abilio, el Torollo.

– ¿En quién se fijaba usted?

–  En nadie. Yo empecé a pitar y mejoré de mis errores, que fueron muchos.

–  No tardó mucho en compaginar el fútbol con el fútbol sala.

–  Así es. Poco después comenzó la Liga Local de Fútbol Sala. Creo que en la primera temporada no arbitré, pero en la segunda Paco Crespo me lo ofreció. No lo tenía muy claro, no conocía nada de este deporte. Pero nuevamente me convencieron y empecé a arbitrar fútbol sala.

– ¿Cómo compaginaba su afición y su trabajo?

– Yo siempre he sido marmolista. Es un trabajo físico, pero nunca me ha costado trabajo compaginar ambas facetas. Al revés, lo hacía con gusto. Llegaba el viernes de trabajar, me colocaba mi equipación y me iba a pitar. Para mí no ha sido un problema, y en casa tampoco me han puesto muchos problemas.

– Me consta que también ha arbitrado como federado a nivel regional.

– Sí, he pitado tanto al  Finca Luzón como al Jumilla FS cuando estaba en Regional. Incluso lo he hecho lejos de casa, como por ejemplo en Menorca, donde he estado trabajando y también estuve pitando gracias a una carta de recomendación de la Federación Murciana.

– ¿Qué opinión tiene, en general, de los futbolistas?

– Yo nunca he tenido un problema con nadie, al margen de insultos y demás, que como árbitro uno debe saber gestionar. Al principio me costaba más y era muy tarjetero, pero he ido bajando el pistón con los años.

– ¿Qué has hecho con las tarjetas y el silbato?

– En casa tengo docenas de tarjetas y de silbatos. Me gusta guardarlo todo. También tengo cientos de cartas de los partidos que me asignaban cada semana en el Colegio de Árbitros de la Región de Murcia.