Editorial

Esta semana se han presentado dos grandes eventos relacionados con nuestro sector primario. Por un lado, la Feria Agrícola de Jumilla, que vuelve a celebrarse como epicentro del sector, que por tradición, trayectoria y ubicación, nuestra ciudad dispone de todos los ingredientes para convertirse en lugar ideal y disponer de una feria que esté marcada en el calendario anual de los agricultores y de las empresas.


Por otro lado, Ayuntamiento y Consejo Regulador de la DOP Jumilla, han informado de lo que va a ser la primera edición de la Feria del Vino y el Enoturismo, un evento del que nuestra ciudad carecía pero que necesitaba y se merecía. De esta forma, ahora, gracias al trabajo en común y a la apuesta realizada, la ciudad de vino tendrá una feria del vino, como tiene que ser.
Ambos acontecimientos harán que se hable de Jumilla, volverá a poner de manifiesto cómo se hacen las cosas aquí y cómo nos las gastamos a la hora de abrir nuestras manos a todos aquellos que vienen de fuera hasta nuestra tierra.
Tanto la agrícola como la del vino son ejemplos claros de que necesitamos de una vez por todas se le ponga el cascabel al gato y alguien proponga y proyecte un recinto ferial dentro de nuestras posibilidades y adaptado a nuestro pueblo, a los eventos que se hacen, y lo que es mejor, a los muchos que se podrían organizar. Solo es necesario creérselo y ponerse manos a la obra, ya que otras cosas se han hecho que parecían un imposible y al final se disfrutan, se usan y se presume de ellas.